Un nuevo grupo de 16 centroamericanos llegó esta semana a territorio guatemalteco junto a decenas de deportados procedentes de El Paso, Texas, en Estados Unidos.
Se trata de cinco unidades familiares, tres de Honduras y dos de El Salvador, que incluyen a cinco menores de 12 años.
Con este arribo el pasado martes, suman ya 40 personas que han sido enviadas desde Estados Unidos tras pedir asilo en la nación del norte.
El director de la organización Refugio de la Niñez, Leonel Dubón, -que brinda apoyo a los migrantes extranjeros-, explica que inmediatamente después que los migrantes descienden del avión, se les hace el chequeo migratorio y se les da a conocer que hay organizaciones e instituciones que les pueden acompañar si su deseo es pedir asilo en Guatemala.
Refugio de la Niñez les ofrece atención psicológica, trabajo social para guiarlos en los trámites que deben completar y asesoría legal sobre sus derechos y garantías.
Sin embargo, la mayoría ha decidido no continuar con la solicitud de asilo en Guatemala.
Según estimaciones de Leonel Dubón, solo un 15% ha mostrado interés en la solicitud de asilo, otro 15% ha planteado que necesitan tiempo para poderlo pensar y el resto, que es la mayoría, un 60%, ha pedido regresar a su país de origen.
Dubón explica que esto se debe a que los migrantes presentan altos niveles de estrés y ansiedad, por lo cual prefieren desistir del asilo. Pese a ello, se proyecta que cada vez sean más migrantes.
“Hemos visto un incremento casi del 100% de la población lo que hace que en algún momento podamos colapsar y se requiera una coordinación más efectiva entre las instancias”, refirió Dubón.
Las identidades y ubicación de albergues de los salvadoreños y hondureños es información confidencial, por seguridad de los propios migrantes.