Varios miles de migrantes permanecen varados a lo largo de la frontera entre Croacia y Serbia y han pasado la fría noche con pocos alimentos luego que Hungría cerrara el paso hacia Croacia el sábado.
Unas 2.000 personas esperaban dentro de buses con calefacción el domingo, esperando cruzar hacia Serbia en su camino hacia la Unión Europea.
Como Hungría cerró sus fronteras con Croacia, los buses ahora se han visto obligados a una ruta más larga a través de Eslovenia. Ese país ha decidido limitar el número de migrantes que pueden cruzar la frontera en un día.
“Me doy cuenta que este lugar no está bien calificado para recibir refugiados” –dice Farouk Al-Hatib, un refugiado sirio.
“Como pueden ver, hace frío y el lugar no es bueno, hay lodo y está demasiado lleno de gente, tanto así que nuestro mensaje a los gobiernos, sí por favor, tomen en consideración lo que sufrimos”.
Si bien es cierto que Eslovenia no tiene planes de cerrar sus fronteras, está limitando el número de los que la pueden cruzar diariamente a 2.500 para evitar que el pequeño país miembro de la UE se vea abrumado.
La Unión Europea prevé que unos 700.000 migrantes escapen de la guerra y la pobreza en lugares como Siria y Afganistán para fines del año.
Los líderes de la UE hasta ahora no han podido crear un plan en firme sobre cómo hacerse cargo de estas cantidades de personas y distribuirlas equitativamente entre los 28 estados miembros.
Muchos de los migrantes llegan a Europa a través de Grecia y Turquía y la canciller alemana Angela Merkel está ofreciendo ayudar con los estancados esfuerzos de Turquía por unirse a la UE si Turquía acuerda hacer más por controlar sus fronteras y aceptar algunos de los migrantes que son devueltos de los estados europeos.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, dijo que autorizaría acuerdos de readmisión solo si hay progreso en la liberalización del régimen de visas de la UE para los turcos.