El gobierno de México concedió este viernes el asilo político al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, condenado por dos casos de corrupción y con una investigación pendiente, pero Ecuador dijo que no dará ningún salvoconducto para que el exfuncionario pueda abandonar el país.
Un día antes, el gobierno ecuatoriano decidió expulsar a la embajadora mexicana a raíz de unas polémicas declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las recientes elecciones presidenciales ecuatorianas.
La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, en declaraciones a los periodistas, dijo que Ecuador “se mantiene firme en su posición: no existe una causal como para que el Estado mexicano le haya entregado el asilo político”, recalcó, porque se trata de una persona que tiene sentencia ejecutoriada por delitos comunes.
Además, en un comunicado, la Cancillería de Ecuador precisó que no “dará salvoconducto alguno ya que no procede” en el marco de las convenciones internacionales.
Ese salvoconducto es necesario para que Glas pueda salir de la embajada y embarcarse hacia México. Un caso similar se dio en la embajada de Argentina, donde una ex ministra ecuatoriana María de los Ángeles Duarte, acusada de corrupción, se quedó por dos años hasta que logró escapar.
La Cancillería ecuatoriana argumentó que de acuerdo con la Convención de Asilo Diplomático de 1954 y de Asilo Político de 1933, de la que son suscriptores ambos países, México “tiene la obligación de entregar al señor Jorge Glas para que sea puesto a disposición de los tribunales de justicia”.
Añadió que remitió a ese país las sentencias condenatorias y una orden de captura de Glas emitidas por la Corte Nacional de Justicia por delitos de cohecho, malversación de fondos públicos y asociación ilícita, ante lo que señaló que la concesión de asilo “constituye un acto ilícito del Estado que lo concede” por apoyar la evasión a la justicia y promover la impunidad.
Horas antes, en un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de México aseveró que la decisión de conceder el asilo a Glas —quien se encontraba al interior de esa sede diplomática desde mediados de diciembre— “debe ser respetada" por Ecuador, que a su vez está “obligado a dar inmediatamente el correspondiente salvoconducto”.
Sobre la tensión diplomática entre ambos países, la Cancillería mexicana consideró “desproporcionada" la expulsión de la embajadora Serur Smeke, quien según la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld tiene 72 horas para abandonar el país.
López Obrador sostuvo: “no vamos a romper relaciones” con Ecuador y dijo que ha dado instrucciones para que la Fuerza Aérea “traiga a nuestra embajadora”.
Consultada al respecto, la canciller ecuatoriana Sommerfeld, expresó: “Aún no hemos recibido la solicitud, todavía no se está tramitando”. No se especificó por ninguna de las partes si el exvicepresidente Glas podría salir de la embajada por ese mismo medio.
El conflicto entre ambos países se desató luego de que el miércoles López Obrador sostuviera queel asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio días antes de la primera vuelta electoral de agosto de 2023 influyó en las tendencias de voto, en los comicios de octubre que ganó el actual presidente ecuatoriano Daniel Noboa.
“Hubo elecciones en Ecuador; iba la candidata de las fuerzas progresistas como 10 puntos arriba” y “entonces, un candidato que habla mal de la candidata que va arriba, es asesinado y la candidata que iba arriba se cae y el candidato que iba en segundo sube”, declaró el mandatario mexicano en referencia a Luisa González, del partido Revolución Ciudadana del expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017).
“Queda después de este asesinato como sospechosa, sigue haciendo campaña en circunstancias, considero, muy difíciles”, añadió.
González fue la candidata de la Revolución Ciudadana, después de que el exvicepresidente Glas declinó ser la carta presidencial de esa organización política.
Daniel Noboa, que no estaba inicialmente entre los que tenían más opciones en las encuestas, fue el ganador de la segunda vuelta de octubre.
El gobierno de Noboa, en el poder desde el 23 de noviembre del año pasado, había solicitado a la misión diplomática la autorización para que la policía entrara a detener a Glas, una intervención que fue rechazada por la canciller mexicana Alicia Bárcena.
La expulsión de la embajadora mexicana “deteriora la relación diplomática, porque estamos demostrando una insatisfacción ante una intromisión en política interna”, dijo a The Associated Press Daniel Crespo, docente y analista internacional de la Universidad San Francisco y advirtió que es muy probable que México haga lo mismo “por reciprocidad diplomática”.
Agregó que "las actividades diarias y comerciales no se van a ver mayormente afectadas” pero que las conversaciones políticas —por ejemplo acerca de la migración irregular de ecuatorianos que pasan por México hacia Estados Unidos—, “seguramente se van a interrumpir”.
Amanda Villavicencio, una de las hijas del candidato ecuatoriano asesinado, reaccionó con indignación en su cuenta de X, antes Twitter. “Lávate la boca López Obrador antes de hablar de mi padre. A Fernando Villavicencio lo asesinaron los mafiosos que él siempre investigó. Algunos de ellos asilados en tus embajadas y en tu país”, afirmó.
Para el ex diplomático y catedrático de la Universidad Tecnológica Ecotec Carlos Estarellas, la decisión de Ecuador fue “acertada” porque hace “respetar la soberanía” y el principio fundamental de no intervención en asuntos internos de otros Estados.
Según el experto, “México ya había venido demostrando una relación irregular con Ecuador” al aceptar como refugiados "a personas del gobierno de Correa que cometieron delitos comunes” como Glas.
Desde 2017 Glas cumplió dos condenas de prisión por corrupción, una de seis años por asociación ilícita relacionada con el caso Odebrecht y otra de ocho años por sobornos en la ejecución de obras públicas por la que también fue condenado el expresidente Correa. Fue liberado a finales de noviembre de 2022.
A inicios de este año un juez dictó una nueva orden de prisión contra Glas por presunta malversación de fondos en la reconstrucción de dos provincias afectadas por un potente terremoto, pero el exvicepresidente ya estaba en la misión diplomática mexicana.
El viernes la embajada mexicana, ubicada en el norte de Quito, lucía con custodia policial para evitar que Glas se fugue.
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