Nuevas investigaciones llevadas a cabo por científicos de la Universidad de Oxford en Inglaterra han puesto en evidencia que Marte pudo haber tenido una atmósfera rica en oxígeno hace unos 4 mil millones de años, mucho antes de que la Tierra desarrollara la suya.
Los científicos, encabezados por el profesor Bernard Wood, estudiaron primero la composición de los meteoritos marcianos caídos en la Tierra y luego la de rocas de la superficie del planeta rojo a partir de datos proporcionados por el robot Spirit de la NASA.
De acuerdo con sus conclusiones, las rocas de la superficie de Marte estudiadas tenían alrededor de cinco veces más níquel que los meteoritos, lo que les sorprendió y les hizo pensar que estos últimos podrían ser el resultado de erupciones volcánicas.
Los indicios descubiertos así por los científicos corroboraron que las rocas de la superficie provenían de un medio ambiente con más oxígeno y probablemente resultado del mismo fenómeno de oxidación que se da en la Tierra.
Los investigadores presumen que el mismo proceso de oxidación que tiene lugar en nuestro planeta se produjo en Marte durante etapas tempranas de sus orígenes, lo que explicaría por qué algunas de sus rocas están asociadas al oxígeno y otras no.
Precisamente el color rojizo de Marte se debe a la oxidación del hierro de sus rocas y suelo, un proceso que según Wood fue el que le robó el oxígeno. “El agua se consume, y en cierta medida también el dióxido de carbono por la reacción entre océanos, la atmósfera y las rocas”, dijo.
Mientras eso mismo sucede en la Tierra, precisan los científicos, la diferencia es que en nuestro planeta hay una producción continua de más agua y dióxido de carbono debido a la actividad volcánica, y por tanto ambos elementos se reponen de forma permanente.
Los científicos, encabezados por el profesor Bernard Wood, estudiaron primero la composición de los meteoritos marcianos caídos en la Tierra y luego la de rocas de la superficie del planeta rojo a partir de datos proporcionados por el robot Spirit de la NASA.
De acuerdo con sus conclusiones, las rocas de la superficie de Marte estudiadas tenían alrededor de cinco veces más níquel que los meteoritos, lo que les sorprendió y les hizo pensar que estos últimos podrían ser el resultado de erupciones volcánicas.
Los indicios descubiertos así por los científicos corroboraron que las rocas de la superficie provenían de un medio ambiente con más oxígeno y probablemente resultado del mismo fenómeno de oxidación que se da en la Tierra.
Los investigadores presumen que el mismo proceso de oxidación que tiene lugar en nuestro planeta se produjo en Marte durante etapas tempranas de sus orígenes, lo que explicaría por qué algunas de sus rocas están asociadas al oxígeno y otras no.
Precisamente el color rojizo de Marte se debe a la oxidación del hierro de sus rocas y suelo, un proceso que según Wood fue el que le robó el oxígeno. “El agua se consume, y en cierta medida también el dióxido de carbono por la reacción entre océanos, la atmósfera y las rocas”, dijo.
Mientras eso mismo sucede en la Tierra, precisan los científicos, la diferencia es que en nuestro planeta hay una producción continua de más agua y dióxido de carbono debido a la actividad volcánica, y por tanto ambos elementos se reponen de forma permanente.