El presidente Nicolás Maduro acusó este viernes a su exjefe de inteligencia de ser un “topo” de la CIA que coordinó una fallida rebelión militar en Venezuela, por la cual el vicepresidente del Parlamento, Edgar Zambrano, fue enviado a una cárcel militar.
El general de división Cristopher Figuera “desde hace más de un año había sido captado por la CIA y trabajaba como traidor, topo, infiltrado”, lanzó Maduro, en plena campaña de represalias contra los implicados en el alzamiento del pasado 30 de abril, incluidos diez diputados opositores.
Según el mandatario, Figuera fue “quien articuló el golpe de Estado”, contactando al grupo de militares que se sublevó en apoyo del jefe parlamentario Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado del país petrolero por medio centenar de gobiernos.
En un decreto divulgado previamente en Gaceta Oficial, Maduro ordenó expulsar de la Fuerza Armada a Figuera y otros 55 oficiales.
La primera confirmación de la participación del exdirector del servicio de inteligencia (Sebin) llegó desde Washington. El martes, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, anunció que las sanciones contra él eran anuladas en recompensa por respaldar la rebelión.
“Sacrifiqué todo”, dijo Figuera en un video publicado el jueves por la cadena NTN24, su primera aparición desde la asonada.
Las acusaciones de Maduro se producen en la víspera de manifestaciones convocadas por Guaidó en todo el país para recuperar la iniciativa luego del fracaso de la insurrección y durante una ofensiva contra diputados que deja un legislador preso, tres refugiados en sedes diplomáticas y otro huido a Colombia.
Cárcel militar
Zambrano, detenido el miércoles en una insólita operación que incluyó el remolque con grúa de su vehículo hasta el cuartel del Sebin, fue ingresado en Fuerte Tiuna, el mayor complejo militar de Caracas, informó este viernes el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Un tribunal competente en casos de terrorismo “dictó medida judicial privativa de libertad (…) por la comisión flagrante de los delitos de traición a la patria, conspiración, (y) rebelión civil”, indicó en un comunicado la máxima corte, de línea oficialista.
Diez diputados fueron imputados por el TSJ por la sublevación, que derivó en disturbios que dejaron seis muertos.
Un día después de alertar sobre un “desmontaje del Parlamento”, único poder controlado por la oposición, Guaidó denunció este viernes con fotos en Twitter que casas de diputados y otros adversarios de Maduro fueron pintadas con mensajes amenazantes. “Vamos por ti, Luis Florido”, se lee en una de ellas.
Mientras la familia de Zambrano afirmó que no ha podido hablar con él, su abogada, Lilia Camejo, cuestionó que haya sido enviado a una cárcel militar siendo civil: “Han violado sus derechos”.
Otros opositores han terminado en prisiones castrenses, el más emblemático de ellos Leopoldo López, liberado de su arresto domiciliario durante la sublevación y quien estuvo recluido en la cárcel militar de Ramo Verde.
Zambrano está siendo sometido a “la justicia militar”, pero “no estaba armado ni comandó” la sublevación, explicó a la AFP el abogado constitucionalista Juan Manuel Raffalli. Su “juez natural” es “civil”, aseveró.
La arremetida contra el legislativo recibió condenas de la Unión Europea, el Grupo de Lima y Estados Unidos, principal valedor de Guaidó.
Dentro de su política de presión contra Maduro, en la que no descarta la opción militar, la Casa Blanca sancionó este viernes a otras dos empresas y dos barcos por enviar crudo venezolano a Cuba, como represalia por el arresto de Zambrano.
De vuelta a las calles
La protesta del sábado medirá el apoyo con el que sigue contando Guaidó, un ingeniero industrial de 35 años que desde enero ha encabezado nutridas movilizaciones.
El gobierno de Maduro, que ha repetido una y otra vez cuenta con lealtad de la Fuerza Armada, anunció este viernes la reapertura de las fronteras con Brasil y Aruba, cerradas desde febrero para impedir una operación ideada por Guaidó para ingresar ayuda humanitaria desde países vecinos.
No obstante, mantuvo cerradas las fronteras con Colombia, Curazao y Bonaire.
Mientras la disputa por el poder entre Maduro y Guaidó llega a tres meses y medio, la cotidianidad de los venezolanos sigue regida por la crisis socioeconómica, con hiperinflación, escasez de medicinas y apagones.
“Es probable que el statu quo continúe”, con un Maduro “más aislado que nunca” pero sin que sus rivales hayan mostrado fortaleza para desalojarlo, estimó Moisés Rendón, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
“Lo que puede ocurrir a continuación es muy incierto. (…) La comunidad internacional debatirá si debe volver a buscar un diálogo, con la perspectiva de sostener elecciones con Maduro en el poder”, agregó Rendón.