El papa Francisco declaró santa a la Madre Teresa de Calcuta, una religiosa que atendió a los más desfavorecidos y que se convirtió en un símbolo de una Iglesia católica.
La plaza San Pedro del Vaticano estalló en aplausos cuando el pontífice terminara de pronunciar el rito de canonización al inicio de una misa al aire libre.
Más de cien mil peregrinos habían llenado la plaza para seguir la canonización ceremonia.
Para Francisco, la Madre Teresa puso en práctica su idea de que la Iglesia debe ser un misericordioso "hospital de campo" para los más pobres entre los pobres, aquellos que sufren pobreza material y espiritual.
Los peregrinos rezaron durante la noche en vigilias en iglesias de la zona y antes del amanecer se dirigieron al Vaticano, en medio de una intensa seguridad, para conseguir un buen sitio para una misa.
Los dos milagros con los que el Vaticano avala el proceso para llevarla a los altares son solo "una forma de confirmar oficialmente" su santidad, señaló la hermana Kumar, que ejerce de portavoz de la orden fundada por su amiga en 1950.
El papa Juan Pablo II otorgó una dispensa para que el proceso de beatificación comenzara tan solo dos años después de la muerte de la religiosa, en el proceso más rápido de este tipo jamás abierto.
En diciembre de 2015, el papa Francisco aprobó la canonización tras haberse acreditado dos milagros de curación inexplicable científicamente de enfermos graves que invocaron a la madre Teresa, muy cuestionados por muchos detractores.