El ataque al consulado de EE.UU. en la ciudad libia de Bengasi que causó la muerte el embajador Christopher Stevens y a otros tres diplomáticos estadounidenses, puede haber sido una operación premeditada y no resultado de un exabrupto de cólera espontánea contra un video en el que se insulta al profeta Mahoma.
Según el diario The New York Times, funcionarios estadounidenses sospechan que “un grupo organizado estuvo esperando una oportunidad como la de las protestas por el video o tal vez haber provocado las demostraciones como cobertura para el ataque”.
Las fuentes dijeron al periódico creer que en cambio las protestas en El Cairo, donde paralelamente docenas de egipcios encolerizados treparon por los muros de la embajada y destrozaron la bandera estadounidense, sí era una turba desorganizada.
Expertos investigan cada ángulo del incidente en Bengasi, pero el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en Washington, el legislador Mike Rogers se adelantó a decir a la cadena de noticias FOX que en base a la información de que disponía durante el ataque hubo “movimientos militares”.
Según Rogers, este fue un suceso bien planeado y bien preciso, “No tengo dudas de eso”, dijo, y agregó que uno de los grupos sobre los que se tiene sospechas son las brigadas Omar Abdel Rahman, vinculadas a la red al Qaeda.
En opinión del senador por Oklahoma James Inhofe “la fecha en que ocurrió esto, en el onceno aniversario de (los atentados del ) 9-11 es más que una mera coincidencia”.
Especialistas en inteligencia señalan que el ataque se produjo además inmediatamente después de un llamamiento hecho por el jefe de al Qaeda, el egipcio Ayman al Zawahiri, para vengar la muerte en junio de Abu Yahya al-Libi, un alto cabecilla libio de la red terrorista.
Las brigadas Omar Abdel Rahman, que llevan el nombre del jeque islamista que cumple condena en EE.UU., se hicieron visibles en mayo pasado en Libia cuando se atribuyeron un ataque a la sede de la Cruz Roja Internacional en Bengasi.
Al mes siguiente, el grupo se responsabilizó con la detonación de un artefacto explosivo en el consulado estadounidense y más tarde difundió un video del ataque.
Un ex jefe del denominado Grupo de Combate Islámico Libio y ahora analista de la Fundación Quilliam en Londres, dijo a la cadena CNN que de acuerdo con sus fuentes “en el ataque tomaron parte unos 20 militantes, preparados para llevar a cabo un asalto militar. Es raro que a una protesta pacífica se lleven lanzagranadas RPG-7”, subrayó.
Según el diario The New York Times, funcionarios estadounidenses sospechan que “un grupo organizado estuvo esperando una oportunidad como la de las protestas por el video o tal vez haber provocado las demostraciones como cobertura para el ataque”.
Las fuentes dijeron al periódico creer que en cambio las protestas en El Cairo, donde paralelamente docenas de egipcios encolerizados treparon por los muros de la embajada y destrozaron la bandera estadounidense, sí era una turba desorganizada.
Expertos investigan cada ángulo del incidente en Bengasi, pero el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en Washington, el legislador Mike Rogers se adelantó a decir a la cadena de noticias FOX que en base a la información de que disponía durante el ataque hubo “movimientos militares”.
Según Rogers, este fue un suceso bien planeado y bien preciso, “No tengo dudas de eso”, dijo, y agregó que uno de los grupos sobre los que se tiene sospechas son las brigadas Omar Abdel Rahman, vinculadas a la red al Qaeda.
En opinión del senador por Oklahoma James Inhofe “la fecha en que ocurrió esto, en el onceno aniversario de (los atentados del ) 9-11 es más que una mera coincidencia”.
Especialistas en inteligencia señalan que el ataque se produjo además inmediatamente después de un llamamiento hecho por el jefe de al Qaeda, el egipcio Ayman al Zawahiri, para vengar la muerte en junio de Abu Yahya al-Libi, un alto cabecilla libio de la red terrorista.
Las brigadas Omar Abdel Rahman, que llevan el nombre del jeque islamista que cumple condena en EE.UU., se hicieron visibles en mayo pasado en Libia cuando se atribuyeron un ataque a la sede de la Cruz Roja Internacional en Bengasi.
Al mes siguiente, el grupo se responsabilizó con la detonación de un artefacto explosivo en el consulado estadounidense y más tarde difundió un video del ataque.
Un ex jefe del denominado Grupo de Combate Islámico Libio y ahora analista de la Fundación Quilliam en Londres, dijo a la cadena CNN que de acuerdo con sus fuentes “en el ataque tomaron parte unos 20 militantes, preparados para llevar a cabo un asalto militar. Es raro que a una protesta pacífica se lleven lanzagranadas RPG-7”, subrayó.