La conferencia de prensa del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a mediados de enero sobre el "desempeño de la diplomacia rusa en 2024", estuvo marcada por afirmaciones falsas y engañosas, muchas de ellas ya desmentidas.
A través de esas tácticas desinformativas, Rusia busca legitimar su guerra, socavar a la OTAN y debilitar el apoyo occidental a Ucrania. Al dirigirse tanto a audiencias nacionales como internacionales —especialmente a los escépticos de la política estadounidense— intenta moldear percepciones, distorsionar hechos históricos y crear falsas equivalencias. Su objetivo es justificar la agresión mientras presenta a Ucrania como ilegítima y extremista.
La expansión de la OTAN
Lavrov afirma falsamente que la OTAN prometió no expandirse hacia el este.
“Hace tiempo que perdimos la esperanza de que los países occidentales cumplan sus promesas y obligaciones, incluida la de no expandirse hacia el este y abstenerse de atraer a Ucrania hacia la OTAN”, dijo.
En realidad, la OTAN siempre ha mantenido una “política de puertas abiertas”, permitiendo que cualquier estado se una a ella si cumple los requisitos de afiliación.
Ningún tratado ha restringido la expansión de la OTAN. En 2014, el expresidente soviético Mijail Gorbachov confirmó que Occidente nunca prometió nada distinto a la Unión Soviética. En 1997, el presidente estadounidense Bill Clinton rechazó un “pacto de caballeros” con el presidente ruso Boris Yeltsin para prohibir que las exrepúblicas soviéticas se unieran a la OTAN.
Estos hechos refutan las afirmaciones de Lavrov de que la OTAN rompió todos sus compromisos con Rusia, y ponen de manifiesto el uso de la desinformación por parte del Kremlin para justificar su política exterior y su agresión contra Ucrania.
La invasión a Ucrania fue defensiva
El 14 de enero, Lavrov dijo que la guerra de Rusia contra Ucrania es defensiva y tiene como objetivo proteger a las poblaciones de habla rusa.
“A pesar de los acuerdos de Minsk, (Ucrania) bombardeó a estas personas (en el Donbás), a las que se les debería haber concedido un estatus especial de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo. “Después de años de explicar esto… Finalmente lanzamos la operación militar especial para proteger nuestros intereses de seguridad y los intereses del pueblo ruso en Ucrania”.
Esta falsa narrativa ha sido constantemente cuestionada. La comunidad internacional, incluida la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha condenado la invasión rusa de Ucrania como un acto de agresión que viola el derecho internacional.
Además, las investigaciones no han encontrado pruebas creíbles que respalden las afirmaciones sobre una supuesta opresión sistémica de las poblaciones de habla rusa en Ucrania, ni que justifiquen dicha intervención militar.
Los datos de la ONU muestran que las bajas civiles en el Donbás disminuyeron de forma constante antes de la invasión a gran escala de Rusia en 2022, contradiciendo las afirmaciones de que se trata de una misión "humanitaria".
Los expertos han demostrado en varias ocasiones que la guerra no tiene como objetivo la protección, sino que constituye un genocidio contra los ucranianos, lo cual pone de manifiesto la desinformación del Kremlin para justificar la agresión.
La legitimidad de Zelenskyy
Lavrov califica falsamente la presidencia del ucraniano Volodymyr Zelenskyy como el resultado de un golpe de Estado, aunque ganó una elección democrática, algo que Rusia reconoció inicialmente.
“El actual régimen ucraniano, que llegó al poder mediante un golpe de Estado ilegal y anticonstitucional”, indicó durante la conferencia de prensa del 14 de enero.
La elección democrática de Zelenskyy —como la de su predecesor, Petro Poroshenko— fue reconocida mundialmente, incluso por Rusia. Antes de Poroshenko, Viktor Yanukovych huyó de Ucrania durante la Revolución de la Dignidad en 2014, no debido a un golpe de Estado, sino en medio de protestas masivas.
A pesar de las afirmaciones rusas sobre la participación de Estados Unidos, no hay evidencia creíble que vincule las protestas con una orquestación extranjera.
La "autodeterminación" de Crimea y Donbás
Lavrov alega falsamente que Crimea y Donbás abandonaron Ucrania de manera legal.
"El derecho a la autodeterminación sustenta las decisiones tomadas por los residentes de Crimea en 2014 y por los residentes de Novorossiya y Donbás en 2022", afirmó.
Las anexiones de Rusia violan el derecho internacional, ya que los referendos se llevaron a cabo bajo ocupación militar sin legitimidad legal.
Crimea, Donbás y otros territorios ocupados por Rusia son reconocidos internacionalmente como parte de Ucrania. El derecho a la autodeterminación no otorga a ningún grupo el derecho automático a separarse, en particular mediante la fuerza o la intervención extranjera.
La propia constitución de Rusia niega el derecho a la secesión, reforzando la idea de que la autodeterminación está subordinada a la soberanía estatal. Así lo confirmaron dos decisiones del Tribunal Constitucional ruso, que priorizaron la integridad territorial por encima de los principios de autodeterminación internacional.
Además, en la Rusia de Putin, defender la autodeterminación nacional puede dar lugar a sanciones penales. La invasión de 2022 reveló las ambiciones imperialistas de Moscú, negando la existencia y la historia de Ucrania.
El calificativo de “régimen nazi” atribuido a Ucrania
Lavrov califica al actual liderazgo político de Ucrania como una organización nazi.
“La cuestión de (la adhesión de Ucrania a) la OTAN debe ser retirada de la mesa, y los derechos lingüísticos, religiosos y de otro tipo de los hablantes de ruso, que el régimen nazi de Zelenskyy ha prohibido, deben ser restaurados”.
El Kremlin afirma falsamente que Ucrania es un Estado nazi, ignorando que los grupos ultranacionalistas en Ucrania, como Svoboda, tienen un apoyo popular y un poder político limitados.
La influencia de Svoboda ha disminuido, recibiendo solo el 2,15 % de los votos en 2019. En contraste, los ultranacionalistas en Rusia tienen una influencia significativa en las políticas estatales y militares, afectando las agendas nacionales e internacionales.
La supuesta prohibición del idioma ruso
Lavrov también repite la acusación de que el idioma ruso está prohibido en Ucrania.
“Ellos (Ucrania) promulgaron una ley que prohibía el idioma ruso mucho antes de que comenzara la operación militar especial… el idioma ruso ha sido totalmente proscrito”.
Ninguna ley ha prohibido el ruso en Ucrania, las políticas promovían el idioma ucraniano mientras que aún permitían el uso del ruso.
En julio de 2012, la Verjovna Rada de Ucrania aprobó una ley que otorgaba al ruso el estatus de “idioma regional” en áreas donde los hablantes superaban el 10 %. Si bien los miembros de la oposición argumentaron que disminuía el ucraniano, algunas regiones, incluido Donbás, reconocieron el ruso como idioma oficial.
Después de que Yanukovych huyó en febrero de 2014, la ley fue derogada, pero el presidente en funciones Oleksandr Turchynov se negó a aprobar la derogación. Se mantuvo en vigor hasta 2018, cuando el Tribunal Constitucional de Ucrania la anuló. Esto fue parte del esfuerzo de Ucrania por fortalecer su identidad nacional y limitar la influencia postsoviética de Rusia.
Las acusaciones de sabotaje al gasoducto TurkStream
Lavrov también acusa a Estados Unidos y Ucrania de atacar el gasoducto TurkStream, afirmando que Washington ha alentado a Kiev a sabotear el gasoducto.
“Estados Unidos ha dado luz verde a ataques terroristas diseñados para socavar el bienestar de la UE en términos de suministros energéticos”, dijo. “Ahora, están alentando a sus clientes ucranianos a dejar fuera de servicio el gasoducto TurkStream, tal como lo hicieron con los gasoductos Nord Stream”.
No se ha proporcionado ninguna prueba concreta para sustentar estas acusaciones, lo que hace que tales afirmaciones sean especulativas y engañosas.
[Este artículo fue originalmente publicado por Polygraph y traducido por Mila Cruz].
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