El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, llegó a Beijing el martes para iniciar una visita de cuatro días en lo que podría ser un esfuerzo por coordinar con su único aliado de peso antes de una posible segunda cumbre con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a inicios de este año.
Una larga caravana, que incluía una avanzada de motos empleadas solo en las visitas de jefes de Estado, partió de una estación de tren de la capital china poco después de la llegada de un tren blindado con entre 20 y 25 vagones, la mayoría de ellos con las ventanas oscuras, a unas vías rodeadas de policías y paramilitares.
El viaje de Kim, anunciado con anterioridad por los dos países, se produce luego de que funcionarios de Estados Unidos y Corea del Norte se reunieron en Vietnam para estudiar la posible ubicación de un segundo encuentro entre sus dirigentes.
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Según la Agencia Central de Noticias norcoreana, Kim partió el lunes por la tarde del país con su esposa, Ri Sol Ju, y otros altos cargos, hacia China tras la invitación del presidente Xi Jinping. El martes es también el cumpleaños de Kim.
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Xinhua, la agencia oficial china de noticias, emitió un reporte casi idéntico. La estación de tren del norte de la capital estaba blindada, con docenas de agentes y paramilitaries patrullando por el exterior.
Se espera que Kim se aloje en el complejo Diaoyutai State Guest House, en el oeste de la capital, entre fuertes medidas de seguridad y que las reuniones se celebren en el Gran Salón del Pueblo, la sede de la legislatura que se encuentra cerca de la Plaza de Tiananmen.
El anuncio de la visita de Kim por adelantado supone un cambio con respecto al pasado y podría indicar un aumento de la confianza entre Pyongyang y Beijing, su socio comercial más importante y un aliado clave para aliviar la presión de Washington.
Tras años de distanciamiento luego de la llegada de Kim al poder en 2011, la relación mejoró notablemente en los últimos meses mientras Xi busca mantener su influencia en la región.
Washington y Pyongyang parecieron estar cerca de librar una guerra durante ciertos momentos de 2017, cuando el Norte realizó una serie de pruebas, cada vez más potentes, de misiles de largo alcance que estuvieron cerca de lograr su objetivo de llegar a cualquier punto del territorio continental estadounidense con armas nucleares.