El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, dijo el martes que espera ampliar su cumbre nuclear de alto nivel con su homólogo estadounidense, Donald Trump, a 2019, pero advirtió a Washington que no ponga a prueba la paciencia de los norcoreanos con sanciones y presión.
Durante su televisado discurso de Año Nuevo, Kim señaló que está listo para reunirse con Trump en cualquier momento para lograr un resultado que sea “bien recibido por la comunidad internacional”. Sin embargo, señaló que Pyongyang se verá obligada a tomar un camino diferente si Estados Unidos “continua rompiendo sus promesas y juzga de forma equivocada paciencia de nuestro pueblo al demandar unilateralmente ciertas cosas y seguir adelante con las sanciones y la presión”.
Kim manifestó que Estados Unidos debería mantener en suspenso sus maniobras militares con su aliado Corea del Sur y no desplegar activos militares estratégicos en el país. El mandatario realizó además un llamado nacionalista pidiendo una mayor cooperación intercoreana y dijo que el Norte está listo para reanudar las operaciones en un complejo industrial conjunto en la localidad fronteriza norcoreana de Kaesong y las visitas de surcoreanos al centro turístico Diamond Mountain. Ninguna de estas cosas es posible para Seúl a menos que se levanten las sanciones.
Algunos analistas dicen que Corea del Norte ha estado tratando de provocar una brecha entre Washington y Seúl al tiempo que deja todo el peso de los avances en manos de Estados Unidos. En los últimos meses, Pyongyang ha acusado a Washington de no haber tomado las medidas correspondientes luego del desmantelamiento unilateral de un campo para ensayos nucleares y de la suspensión de las pruebas nucleares y con misiles de largo alcance.
Washington y Pyongyang están intentando cerrar una segunda cumbre entre sus dos dirigentes, que ya se reunieron en Singapur el pasado 12 de junio.
“Si Estados Unidos toma medidas sinceras y acciones correspondientes a nuestros pioneros esfuerzos previos, entonces las relaciones (EEUU-Corea del Norte) avanzaran a un rápido y excelente ritmo a través del proceso de implementación de (esas) medidas definitivas e innovadoras”, señaló Kim, quien ofreció su discurso sentado en una butaca de cuero y vestido con un traje de chaqueta negro y una corbata de color azul grisáceo.
“Esta es la inquebrantable posición de nuestro partido y del gobierno de la república y mi firme deseo de que los dos países, como declararon en el comunicado conjunto del 12 de junio, tomen medidas para establecer un régimen de paz permanente y estable e impulsen la completa desnuclearización de la Península de Corea”, agregó. “Lo hemos declarado a nivel nacional e internacional y tomamos varias medidas que demuestran nuestro compromiso de que no crearemos ni probaremos más armas nucleares y que no las usaremos ni difundiremos”.
Adam Mount, analista de la Federación de Científicos Estadounidenses, apuntó que Kim parece estar insinuando un acuerdo que no abordaría un desarme completo pero que podría suponer una importante limitación a la amenaza norcoreana, un límite que esencialmente congele el crecimiento o desarrollo de la rudimentaria capacidad nuclear del Norte. A cambio, Estados Unidos debería ofrecer importantes incentivos, incluyendo el alivio de las sanciones.
“Los negociadores estadounidenses deberían avanzar de forma decisiva en el nuevo año para descubrir hasta donde está dispuesto a llegar Kim para imponer un límite verificado a su arsenal. Las discusiones sobre la reducción o la eliminación de ese arsenal vienen después”, dijo Mount en un email.
En un comunicado, el gobierno de Corea del Sur acogió con satisfacción lo que describió como el compromiso de Kim con la paz, y dijo que Seúl tiene planes para trabajar estrechamente con la comunidad internacional para la desnuclearización de la península al tiempo que hace avanzar las relaciones intercoreanas a un “nivel irreversible”.