El presidente Donald Trump despidió abruptamente el martes al director del FBI, James Comey, en momentos en que esa agencia investiga si la campaña del mandatario estuvo vinculada con la intromisión de Rusia en las elecciones.
En un comunicado de la Casa Blanca se explica que Comey "fue despedido y destituido de su cargo" y agrega que "el presidente Trump actuó sobre la base de las claras recomendaciones del Fiscal General, Jeff Sessions".
En una carta dirigida a Comey, Trump dijo que el despido era necesario para restaurar “la confianza del público” en el FBI.
En los últimos meses, Comey ha estado bajo intenso escrutinio tanto de demócratas como de republicanos, por su papel en una investigación sobre el manejo que dio la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton a su correo electrónico cuando era secretaria de Estado. El funcionario envió un par de cartas sobre el asunto al Congreso en los últimos días de la campaña electoral del año pasado.
El despido de Comey se da días después que testificó en el Capitolio sobre la investigación del FBI a la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales del año pasado y a las posibles conexiones entre Rusia y la campaña de Trump.
El FBI recién había enviado el martes una carta al Congreso corrigiendo información ofrecida por Comey sobre sobre los emails de Hillary Clinton que, según la excandidata presidencial, le costó la elección el pasado noviembre.
Trump no mencionó el papel de Comey en la pesquisa sobre Clinton, la cual según ella ayudó a impulsar a Trump a la Casa Blanca, pero al anunciar el despido, la presidencia difundió un memorando mordaz, escrito por el subsecretario de Justicia, Rod Rosenstein, en el que critica la forma en que Comey manejó la investigación sobre Clinton, incluida la decisión del director de sostener una conferencia de prensa para anunciar sus hallazgos y difundir “información despectiva” sobre la excandidata.
El despido de un director del FBI es algo extremadamente raro. Los demócratas criticaron la medida, comparándola con la decisión de Richard Nixon de despedir al fiscal especial independiente que supervisaba la investigación del caso Watergate.
“Esto es nixoniano”, tuiteó el senador demócrata Bob Casey.
“Indignante”, dijo por su parte Ron Wydenm, otro senador demócrata, quien exhortó a que Comey sea convocado de inmediato a testificar ante el Congreso sobre el estatus de la investigación en torno al asunto de Trump y Rusia.
El senador republicano Lindsey Graham, miembro de la Comisión Judicial del Senado, dijo que "dadas las recientes controversias que rodean al director, creo que un nuevo comienzo servirá mejor al FBI y también a la nación".
Pero para otros republicanos del Congreso la acción del presidente causó un incumplimiento. Richard Burr, presidente de la Comisión selecta de inteligencia del Senado, dijo que está "preocupado por el momento y el razonamiento" del despido de Comer. Calificó el despido como "una pérdida para el buró y para la nación".
John McCain, un republicano integrante de la Comisión de Seguridad Nacional y de Asuntos de Gobierno, dijo en una declaración que "aunque el presidente tiene la autoridad legal para remover al director del FBI, estoy decepcionado por la decisión del presidente de retirar del cargo a James Comer".
El presidente ha calificado la investigación del FBI, así como otras pesquisas del Congreso sobre la interferencia rusa, como una “farsa”, y ha negado que su campaña haya tenido algo que ver en la intromisión rusa en los comicios. En su carta a Comey afirmó que el director del FBI le había informado “en tres ocasiones distintas que no estoy bajo investigación”.
Igualmente la Casa Blanca informó que se inició la búsqueda de un nuevo Director Permanente del FBI. El subdirector Andres McCabe asumió la dirección de forma interina.
