Israel prometió demoler las casas de los atacantes palestinos, bloquear las calles que llevan a algunos barrios palestinos e incrementar los arrestos de jóvenes tira piedras como respuesta al ataque del lunes en una sinagoga de Jerusalén.
El miércoles, la primera de las casas, la de Abdel Rahman al-Shaludi, el palestino que mató a dos personas en un ataque perpetrado en una parada de tranvía el mes pasado, fue demolida por las autoridades.
La abuela del palestino al-Shaludi, al reflexionar sobre su casa demolida, dijo sentirse orgullosa de su nieto, dejando entrever lo complicado de encontrar una solución al conflicto.
“Me siento orgullosa, muy orgullosa, nadie debe apenarse por nosotros, por nuestra casa demolida, es un honor para nosotros y para los musulmanes, todos los musulmanes", dijo la anciana.
"Estoy muy orgullosa de él y mi frente está en alto. Ni la tierra ni la casa son importantes para las fuerzas israelíes que vinieron durante la noche, su llegada, sus rostros, como si quisieran devorarnos y matarnos, pero no nos importa”, agregó.
Como en ese ataque, la matanza en la sinagoga que dejó entre sus víctimas a tres rabinos israelíes nacidos en Estados Unidos, fue provocada por palestinos que actuaron solos haciendo uso de identificaciones que les permiten moverse libremente por la ciudad, lo cual seguramente constituye un gran reto para los servicios de inteligencia israelíes.
Como señaló el periódico estadounidense The New York Times, aún a los que ven como necesarias las represalias anunciadas por el gobierno, les preocupa que éstas puedan incitar revanchas entre los palestinos, puesto que el conflicto actual se ha centrado en un sitio sagrado donde los musulmanes han orado durante siglos.
El Times cita a Moshe Halbertal, un filosófo de la Universidad Hebrea, que asegura que cuando se trae una dimensión religiosa, “se absolutiza el conflicto”.
“Se puede dividir la tierra, se puede separar la seguridad, pero lo sagrado es indivisible”, subraya Halbertal al Times.
Israel capturó Jerusalén Este en la guerra de 1967, la anexó y ahora la considera “indivisible y su capital eterna”.