Las sanciones internacionales impuestas a Irán están causándole problemas para llevar adelante sus planes nucleares, y podrían significarle la pérdida de hasta 60 mil millones de dólares en inversiones en el sector energético, según altos funcionarios estadounidenses.
El subsecretario del Tesoro para el Terrorismo y la Inteligencia Financiera, Stuart Levey, dijo que es común ver “a grandes compañías que anuncian que han reducido o se han retirado por completo de acuerdos comerciales con Irán”.
Levy dijo a legisladores de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que el liderazgo iraní parece haber subestimado la severidad y los efectos de las medidas financieras globales contra Teherán, apoyadas por Naciones Uidas.
También señaló que las sanciones estaban limitando el acceso de Irán a dólares y que probablemente fueran la causa del derrumbre cercano al 20 por ciento del valor de la moneda iraní en septiembre pasado, lo que provocó que el banco central de la república islámica tuviera que intervenir para estabilizarla.
William Burns, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, dijo a congresistas que Irán podría perder entre 50 mil y 60 mil millones de dólares en potenciales inversiones energéticas y tecnología de punta debido a las sanciones.
El sector energético iraní se ha visto grandemente afectado despúes que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU respaldó la adopción de más sanciones, y EE.UU. y países de Europa adoptaron medidas más severas contra Teherán.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha dicho que la comunidad internacional fue muy clara al puntualizar que Irán tiene derecho a usar energía nuclear con fines pacíficos, pero no a desarrollar un programa de armas atómicas.
Irán accedió a reunirse la semana entrante en Ginebra con la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, en lo que sería el primer encuentro de alto nivel desde octubre de 2009 para discutir el programa nuclear iraní.
Ashton cuenta con el respaldo de EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania, en los esfuerzos de las grandes potencias por establecer garantías de que Irán no desarrollará armas atómicas.
Como preámbulo al encuentro, el presidente de Irán, Mahmoud Amadineyad, declaró que el enriquecimiento de uranio no será objeto de ninguna negociación en Ginebra, lo que ha vuelto a levantar dudas sobre los fines supuestamente pacíficos del programa nuclear iraní.