En junio de 2010, fue detenido Bradley Manning, de 22 años, el soldado estadounidense acusado de filtrar información secreta a WikiLeaks.
Entre esta información había un video tomado en 2007 en Bagdad, que muestra a un grupo de soldados estadounidenses disparar desde un helicóptero contra un grupo de personas que creían estar armadas. Pero en realidad, esas personas eran civiles y dos eran fotógrafos de Reuters.
Pocas personas habían visto el video hasta que fue filtrado a WikiLeaks. A partir de ahí, reavivó el debate sobre cómo Internet está cambiando la naturaleza de la privacidad y de los secretos gubernamentales.
Ese debate esta hoy más latente que nunca. WikiLeaks dio otro golpe con la filtración de 250.000 documentos clasificados del Departamento de Estado de EE.UU. que avergonzaron y enojaron al gobierno estadounidense y dieron de qué hablar en todo el mundo.
Voanoticias.com entrevistó a Julian Assange en mayo de 2010 y recuerda algunos de los fragmentos más relevantes de la entrevista, ahora que WikiLeaks y su fundador están en el ojo de la tormenta.
“WikiLeaks pretende lograr reformas políticas a través de la filtración de información que ha sido suprimida para el público”, dijo Assange en ese entonces.
El proceso es simple: informantes envían documentos de forma confidencial. El equipo de WikiLeaks verifica la autenticidad del documento y quita cualquier información que pueda delatar al informante. El documento se publica, independientemente de su contenido.
Assange dijo que no es su trabajo decidir qué documentos merecen publicidad. “Nunca censuramos”, aseguró, “y hasta donde sabemos, nunca hemos cometido un error”.
Voces críticas
Puede ser, pero algunos críticos dicen que la publicación de documentos por parte de WikiLeaks es un error.
“A mi manera de pensar, su enfoque está equivocado”, dijo Steven Aftergood, director del proyecto de la Federación de Científicos Americanos sobre secretismo gubernamental y editor del blog Secrecy News. “No todos los actos de valoración editorial equivalen a una censura, y no todos los actos de ocultar información son formas de censurar”.
Aftergood tiene mucha experiencia recibiendo, vetando y publicando secretos. Y elogia a WikiLeaks por publicar el video de Bagdad. “Es útil para todos nosotros que se nos recuerde de vez en cuando que la guerra es realmente, indescriptiblemente horrible. Y creo que este video nos ayudó a recordar todo eso”.
Pero Aftergood dijo que hay algunos problemas con el video y la forma en la que fue publicado. El video parece mostrar la presencia de armas letales como granadas propulsadas por cohetes, algo que los gráficos de pantalla de WikiLeaks no señalan.
Además, Assange dijo que el video era clasificado, algo que Aftergood no puede comprobar si es cierto o no. Y la titulación del video –WikiLeaks lo llamó “Asesinato colateral”- es algo que Aftergood considera muy propagandístico.
Assange, por su parte, aseguró que la política editorial de WikiLeaks es simple y potente. “Dejamos en claro, a diferencia de otras organizaciones noticiosas, cómo es nuestro método de trabajo. Aceptamos cualquier material que ha sido suprimido al público”. ¿Todos los documentos secretos valen? “Claro que no”, dijo Assange. “Estos son documentos diplomáticos, políticos y/o históricos”.
Palabras de apoyo y de cautela
David Kushner, escritor de la revista Mother Jones, señaló que todo, desde los manuales militares de EE.UU. al centro de detención de Guantánamo a los correos electrónicos de Sarah Palin han sido publicados por WikiLeaks.
“Creo que lo que hace WikiLeaks, por lo general, es algo bueno”, dijo el profesor Dave Cuillier, presidente del Comité de Libertad de Información de la Sociedad Profesional de Periodistas. “Creo que cuanta más información haya suelta por ahí para que podamos tomar buenas decisiones, mejor”.
Cuillier dijo que las reglas del juego de filtraciones han cambiado. “Antes de Internet, los medios tradicionales dictaban qué noticias iban a ser publicadas. Ahora tienes a personas que obtienen información –filtrada o no- y la publican en Internet sin problemas”.
Sin embargo, no todas las filtraciones a Internet son buenas, según Cuillier. “Hay tanta información dispersa, información que a veces es artificial”. Y cuantos menos periodistas capacitados veten la información, menos confiable es, consideró.
Otra cosa que cambió es la frecuencia con la que se publica información filtrada. Steven Aftergood dijo que hace unos años, los documentos clasificados eran publicados en grandes periódicos una vez al mes y ahora son publicados en Internet casi a diario.
“Si uno cree que todos los secretos de gobierno son malos y están equivocados, dirás, ‘qué bueno, Internet nos rescató del mal del secreto gubernamental’. Pero si crees que a veces hay un motivo para mantener algo en secreto, porque nuestra seguridad y la seguridad del país depende de eso, hay motivos para preocuparse”, dijo Aftergood.
Assange, por su parte, cree que el público es el jurado y ese jurado demanda que el material sea revelado, aunque el gobierno y las corporaciones intenten esconderlo.