En un reciente encuentro a puerta cerrada con líderes del centro antiterrorismo de la CIA, el segundo al mando de la agencia dejó en claro que si bien la lucha contra Al Qaeda y otros grupos terroristas es una prioridad, el enfoque se orientará cada vez más hacia China.
Un año después de poner fin a la guerra en Afganistán, el presidente Joe Biden y sus máximos asesores de seguridad nacional hablan menos de la lucha contra el terrorismo y más sobre las amenazas políticas, militares y económicas planteadas por China y Rusia.
A lo interno de las agencias de inteligencia, gran cantidad de oficiales, incluso muchos expertos en terrorismo, ahora están siendo transferidos a tareas enfocadas en China.
Funcionarios de inteligencia enfatizan que Estados Unidos seguirá luchando contra el terrorismo. Apenas hace una semana un dron de la CIA mató al líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahri, en Kabul. Pero pocos días, China inició maniobras militares en gran escala alrededor de Taiwán y amenazó con romper contactos con Estados Unidos debido a la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Ello subrayó el mensaje que transmitió el subdirector de la CIA, David Cohen, en esa reunión hace varias semanas: la máxima prioridad de la agencia ahora es entender y contrarrestar a Beijing.
Estados Unidos desde hace tiempo está alarmado por las crecientes ambiciones políticas y económicas de China. Beijing ha tratado de interferir en elecciones, ha incurrido en espionaje cibernético y corporativo, y ha confinado a campamentos a millones de miembros de la etnia uigur.
Algunos expertos sospechan además que China en los próximos años intentará invadir a Taiwán.
Los funcionarios de inteligencia afirman que necesitan más datos sobre China, incluyendo sobre cómo exactamente surgió la pandemia del COVID-19. Se ha acusado a Beijing de retener información sobre el origen del virus.
Además, la guerra en Ucrania ha resaltado la importancia de tener información sobre Rusia también. Estados Unidos usó información desclasificada para exponer los planes del presidente ruso Vladimir Putin de invadir Ucrania, y para tratar de recaudar apoyo internacional a favor de Kiev.
Los partidarios del cambio apuntan a la muerte de Al-Zawahri como prueba de que Estados Unidos sigue teniendo la capacidad de golpear a sus enemigos a distancia.
Los críticos sostienen que el hecho de que Al-Zawahri estaba viviendo en Kabul bajo la aparente protección de los talibanes sugiere que ha habido un resurgimiento de grupos extremistas que Estados Unidos es incapaz de combatir.
El cambio cuenta con el apoyo de muchos exfuncionarios de inteligencia y legisladores de ambos partidos que sostienen que debió ocurrir hace tiempo. Eso incluye a funcionarios que sirvieron en Afganistán y en otras misiones contra Al Qaeda y otros grupos terroristas.
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