Las mismas preguntas se presentan, y la discusión no evoluciona.
En los últimos años y especialmente en los últimos meses se ha generado una creciente incertidumbre sobre lo que será el futuro migratorio de EE.UU.
Pero falta clarificar que esta perplejidad se basa en la tendencia cíclica del debate que plaga la retórica política jornada tras jornada.
Recientemente ha sido imposible ignorar, pero aún más triste de comprender, que el que encabeza la discusión sobre el tema es Donald Trump. Lo que dice y hace este candidato, sobre todo ante el tema de la inmigración indocumentada, además de subir ratings televisivos es lo que nos está retrasando en el debate migratorio.
Que toca sacar a todos los “malos” del país, que la solución es un muro en la frontera, que los inmigrantes ilegales les están quitando el trabajo a ciudadanos americanos.
Aunque son sus ideas, tienen un claro perfil discriminatorio y carecen de sustento. Aun así, la realidad es que sobre esto es lo que se está hablando actualmente en la plataforma migratoria.
“Es muy probable que, pese a la incultura de que hace gala en todo lo que dice y hace el señor Donald Trump… intuya que sus insultos a los estadounidenses de origen latino o hispano son absolutamente infundados y los perpetre a sabiendas del daño que eso puede hacer a un país,” escribe el reconocido Mario Vargas Llosa en su columna del diario El País.
La cobertura continua de Trump es un resultado que viene en gran parte de los medios. Más que a un personaje polémico, los medios buscan la tracción de noticias, y cuando se logra conseguir una persona que “venda” como noticia, los medios (especialmente en los canales de redes de 24-horas) le exprimen hasta la última gota.
Hace un año hablábamos de la orden ejecutiva del presidente Barack Obama sobre la reforma migratoria; la posibilidad de dar permisos de trabajo a padres indocumentados de ciudadanos americanos, y el hecho de poder obtener privilegios parciales como licencias de conducir y visas especiales. Hoy se habla sobre qué tan posible sería construir un muro en la frontera sur de EE.UU. pagado por el gobierno mexicano. Es una desviación total del pensamiento pero que de alguna manera solo continúa.
No obstante, la verdad es que Trump sigue liderando las encuestas del partido republicano, y en los dos debates hasta ahora ha sido el centro de atención.
Por este motivo otros candidatos han cedido ante el aparente poderío de Trump. Como buen ejemplo, alguien como Marco Rubio o Ted Cruz, por proteger su campaña política, no tienen la audacia de denunciar lo que dice su compañero de partido.
