Un juez brasileño suspendió el jueves el nombramiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como jefe de gabinete, aceptando una medida cautelar que dejó en suspenso la toma de posesión del exmandatario.
El propósito de la acción fue evitar que el expresidente obtenga fueros privilegiados por su condición de ministro.
Con el hecho se agrega otro escándalo a la crisis que amenaza el mandato de Dilma Rousseff. Al mismo tiempo legisladores brasileños crearon una comisión para analizar la posibilidad de un juicio de destitución contra la presidenta.
La oposición acusa a Rousseff de haber aumentado gastos sin permiso del Congreso y de tapar agujeros del presupuesto usando bancos estatales en 2014, el año que ganó por un mínimo la reelección, y a principios de 2015.
Lula da Silva es investigado por supuesto ocultamiento de bienes en un caso de corrupción en la petrolera estatal Petrobras. El gobierno recurrió la decisión en medio de protestas contra Rousseff en Sao Paulo, Brasilia y otras ciudades.
La mandataria respondió a las protestas diciendo que "la gritería de los golpistas no me va a sacar del rumbo ni va a poner de rodillas a nuestro pueblo".