El brote del coronavirus en Estados Unidos ha obligado a muchos a cambiar sus día a día, sus hábitos de consumo o la forma de ejercer un empleo. El Departamento de Trabajo confirmó que más de 5,2 millones de personas habían pedido la prestación de desempleo en Estados Unidos, lo que eleva a más de 22 millones de personas los que han perdido el trabajo en el último mes.
Sin embargo, a otros la crisis sanitaria, en parte, les ha beneficiado. Es el caso de Andrea Lisbona, una joven emprendedora española que se instaló en el sur de la Florida para desarrollar su idea de negocio: alcohol en gel (hand sanitizer) para prevenir enfermedades.
“Nosotros hemos sido muy visionarios y muy innovadores en la categoría del hand sanitizer”, explica la empresaria en entrevista con la Voz de América.
Objetivo: América
Se fijó en el país norteamericano porque aquí había grandes oportunidades de negocios ya que, según dice, “el 30 por ciento de la demanda de esta categoría de productos” esta ahí.
Todo empezó en 2017, cuando se enteró que la multinacional Zobele estaba impulsando un programa de innovación en Barcelona, su ciudad natal, para seleccionar una empresa de nueva creación y hacer realidad su proyecto empresarial.
Después de varias semanas y superar varios procesos, finalmente la empresa de Lisbona fue la escogida. Empezaba una nueva aventura, lejos de casa y con un reto por delante: forjar los cimientos para crear su empresa de alcohol en gel.
El secreto del éxito: vender la experiencia
¿Su fórmula para el éxito? Ella lo tiene claro. “Nos hemos presentado como el Apple del hand sanitizer en cuanto al diseño o el Nespresso del hand sanitizer en cuanto a elevar la experiencia de uso a otro nivel”, afirma la directora ejecutiva y fundadora de Touchland.
“Antes, el hand sanitizer se veía como algo muy funcional y te diría que hospitalario. Touchland tiene el objetivo de que esto sea parte de tu día a día y que sea un estilo de vida que te haga sentir bien, feliz y saludable en tu día a día”, agrega al respecto.
Aunque para ella la idea pudiera ser “fascinante”, lo cierto es que, según confiesa, lo más complicado ha sido conseguir inversionistas que creyeran en ese mismo proyecto. Fue gracias a la oportunidad de instalarse en Estados Unidos que pudieron completar una nueva ronda de inversión para encarar una nueva fase empresarial.
El apoyo de los inversores
Todo eso antes de la actual crisis por el coronavirus. Admite que ni ella, ni prácticamente nadie del sector, podía imaginar lo que podría pasar meses más tarde con la pandemia de la COVID-19 que ha causado grandes estragos en Estados Unidos y otros países del mundo, como España, Italia o China.
“Hemos tenido la gran suerte de tener inversores que han creído en nuestra visión antes de que fuera obvio”, explica satisfecha por la confianza que depositaron algunos inversores para que se pudiera construir su proyecto empresarial
Ahora, ante la necesidad de la población de conseguir antiséptico, confiesa que recibe cada día unas 100 llamadas de inversores que ha conocido en los últimos 10 años interesados en su proyecto.
“Nos ha contactado todo el mundo diciendo que ahora sí que les interesaba”, señala.
Esta española, en poco menos de dos años, ha logrado tener presencia en más de 1,200 puntos de venta de los cosméticos Ulta, en las tiendas Urban Outfitters, Bloomingdales o Macy’s. Y la lista, ahora que este producto se ha convertido en un bien de primera necesidad, seguirá creciendo.
Incremento del valor de la empresa y de las ventas
En estas últimas cinco semanas, cuando estalló la crisis y el presidente Donald Trump declaró el estado de emergencia nacional, las ventas de Touchland han incrementado un “2,000 por ciento” y el valor de su empresa, comenta, “se ha multiplicado por diez”.
Uno de los retos a los que su sector tiene que hacer frente en estos momentos es a la falta de regulación que existe en algunos puntos de venta a través de internet, donde se están vendiendo productos de “alcohol en gel” cuando en realidad no lo son
Por eso, confía en que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) agilice los trámites para que el consumidor final pueda obtener estos cosméticos con la seguridad de que lo que está comprando le servirá para su higiene personal y para prevenir el contagio de enfermedades como la COVID-19.
“Son momentos de pánico que, al final, cualquier oportunista intenta meterse en el vagón”, subraya.
Es solo el principio. Parece que el desinfectante, al igual que los guantes y las mascarillas, han llegado para quedarse y acabarán formando parte del día a día de la población. La idea visionaria de Touchland, que actualmente cuenta con siete personas en plantilla y decenas de colaboradores en todo el mundo, ha tenido efecto, a pesar de que ha sido a costa de una mortífera pandemia.