Los principales líderes financieros del Grupo de los Siete se unieron el sábado en su apoyo a Ucrania y en la determinación de aplicar sanciones contra Rusia por su agresión, pero no hicieron ninguna mención directa a China.
Los ministros de Finanzas y los jefes de los bancos centrales de las siete naciones más ricas concluyeron tres días de conversaciones en Niigata, Japón, con una declaración conjunto en la que se comprometen a controlar la inflación, a ayudar a los países que tienen que hacer frente a deudas abultadas y a reforzar los sistemas financieros.
Además, colaborarán en la creación de cadenas de suministro más estables y diversificadas para desarrollar fuente de energía limpias y en “aumentar la resistencia económica a nivel global frente a diversas perturbaciones”, añadió la nota.
El comunicado no incluyó ninguna mención específica a China ni a la “coerción económica” para lograr objetivos políticos, como la penalización a las empresas de países cuyos gobiernos emprendan acciones que molesten a otros.
Los comentarios realizados esta semana acerca de este tipo de medidas por parte de China habían provocado una airada reacción de Beijing. Los funcionarios que asistieron a la cumbre en la ciudad portuaria japonesa se mostraron reacios a condenar abiertamente al gigante asiático dado el gran interés que tienen la mayoría de las naciones en mantener buenas relaciones con la potencia en alza, que es también la segunda mayor economía del mundo.
Las conversaciones de los líderes financieros sentaron las bases para la cumbre de líderes del G7 que se celebrará la próxima semana en Hiroshima y a la que se espera que asista el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a pesar de la crisis por el techo de deuda que podría resultar en una suspensión de pagos nacional sin no resuelve en las próximas semanas.
Las economías del G7 representan apenas una décima parte de la población mundial pero alrededor del 30% de la actividad económica, frente a la mitad que acaparaban hace 40 años. Economías en desarrollo como China, India y Brasil han realizado grandes avances lo que plantea dudas sobre la relevancia del Grupo de los Siete y su papel al frente de una economía global que cada vez depende más del crecimiento de naciones menos adineradas.
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