“Se exige un cambio y no puede ser superficial. Tiene que ser un cambio importante. Así dijo Gonzalo Hernández Jiménez, Viceministro de Finanzas de Colombia, en el marco de las cumbres anuales del Fondo Monetario Internacional en Washington.
El escenario de una recesión inminente global en los próximos meses preocupa a los gobiernos de América Latina, porque la región sufrirá también este golpe y es difícil protegerse debido a la interconexión de las economías.
William Maloney, economista principal para América Latina del Banco Mundial, no pronostica una recesión para el continente pero muchas familias padecerán la confluencia de la ralentización de la economía y la inflación: “Tenemos que encontrar formas de reducir el impacto de estos choques sobre las familias. Obviamente muchos estados están subsidiando el precio del combustible y comida, pero en el largo plazo esto no es óptimo. Cuesta un montón de plata por parte del gobierno y también es mucho mejor tener políticas enfocadas en las familias.”
Para América Latina, el costo de las materias primas es lo que aumentará más, con una economía que crecerá en 2023 sólo un 1,7% en promedio. Pero el 2024 vendrá un repunte y alcanzará un 2,4%.
William Maloney añadió: “No es suficiente para nivelar la pobreza y reducir las tensiones sociales. Es decir que tenemos problemas estructurales en la región, que tenemos que atacar para crecer mejor”.
El analista Maurizio Carta identifica como el principal factor de incertidumbre global a la guerra en Ucrania y su futuro, que impide mantener una situación económica estable: “Esta parte del mundo, esta área del mundo es tan estratégica para todos los productos básicos, puedes pensar en el gas, puedes pensar en el petróleo, pero también en la comida”.
En 2024 la situación económica podría mejorar, según Carta, pero el factor Ucrania sigue siendo crucial. Y otro factor impacta a las economías: el fuerte valor del dólar.
“El dólar es la moneda mundial, la moneda mundialmente reconocida, y todas las materias primas se cotizan en dólares. Un dólar fuerte significa, por ejemplo, en Europa, o en otras partes del mundo, si tienes que comprar algunos productos básicos, o lo que quieras, van a ser más caros. El petróleo, por ejemplo, ya está subiendo de precio. Y el dólar también lo está encareciendo", precisó el analista económico.
Los problemas son varios, pero frente a las opciones de una alta inflación o una recesión económica, los expertos y los gobiernos no tienen dudas: ante una recesión hay mayor margen de maniobra, mientras los altos precios se pueden disparar y no tener más control.