Cuando Perú está a punto de cumplir 202 años de su independencia, el viernes 28 de julio, la Voz de América conversó con el expresidente Francisco Sagasti, quien gobernó de forma interina durante ocho meses en una época convulsa para la nación suramericana.
El expresidente Sagasti conversó con la VOA el lunes 24 de julio de 2023, en su casa en Lima.
Sagasti, de 78 años, acaba de regresar a Perú después de un tiempo en el extranjero, para presentar su libro "Gobernar en tiempos de crisis" de la editorial Planeta que se presenta este jueves en la Feria Internacional del Libro de Lima.
Con este texto Sagasti -que reemplazó al presidente Manuel Merino tras una caótica semana en el cargo y en medio de violentas protestas- busca exponer cómo gestó su plan y tomó decisiones durante su paso al frente del Ejecutivo peruano, entre noviembre del 2020 y julio del 2021.
Sagasti asumió la presidencia tras la renuncia de Merino, que a su vez había sucedido pocos días antes al presidente Martín Vizcarra tras una acusación de supuestamente haber recibido una coima 10 años atrás. Sagasti fue reemplazado por el maestro de ideología de izquierda, Pedro Castillo, también sacado del cargo después de que trató de disolver el Congreso.
La situación política de Perú sigue generando incertidumbre en la población. El actual gobierno de Dina Boluarte, que reemplazó a Castillo, tiene un índice de desaprobación del 80 % de la población, según las encuestas de opinión como Ipsos, Instituto de Estudios Peruanos y Datum, a solo ocho meses de presidencia.
"Yo creo que una de las cosas que pudimos hacer en el gobierno de transición y emergencia fue demostrar a la ciudadanía que podemos gobernar de una manera diferente", afirmó Sagasti. "Escuchando a todos, conversando con todos. Eso no quiere decir que todos estuviéramos de acuerdo en todo. Pero sí habla por lo menos de la posibilidad de generar consensos operativos de algunos de los temas clave que requerían solución e iniciativas en ese momento", añadió.
Sagasti, un ingeniero industrial de profesión, recuerda que llegó a ser jefe de Estado por un acuerdo político del Parlamento en medio de lo que amenazaba con una crisis de gobernabilidad. Durante sus ocho meses de gobierno enfrentó los efectos de la pandemia del coronavirus, una crisis económica y los efectos de los eventos políticos de los meses anteriores. El mismo, recuerda en conversación con la VOA, tuvo al menos hasta cinco intentos sin éxito para sacarlo del cargo, a través de mociones de censura.
"Al final prevaleció un sentido del patriotismo, de ver cuáles eran los problemas que teníamos, y un reconocimiento, aunque sea tácito o implícito, de que el gobierno estaba haciendo lo posible para enfrentar una situación extremadamente difícil que probablemente otros presidentes (...) no hubieran podido enfrentar de la misma manera", dice mientras intenta explicar por qué finalmente no fue removido del Ejecutivo.
Este resultado -afirma- fue posible porque estuvo rodeado de funcionarios con experiencia para tender puentes con instituciones de la sociedad civil.
"Un país tan complejo como el nuestro no se puede gobernar sin escuchar a muchísima gente, sin trabajar en equipo, sin viajar por todo el país, como lo hice, conversando con todos los gobernadores, reuniéndome con los alcaldes provinciales, escuchándolos, indicándoles lo que se podía hacer y lo que no se podía hacer", recuerda Sagasti.
Su corto tiempo en la presidencia -admite- lo "obligó a ser muy estricto".
"La ciudadanía necesita metas a mediano y largo plazo que no se cumplen estrictamente dentro de un periodo gubernamental, pero que sí es posible demostrar que se han dado pasos en esa dirección", agrega.
Sagasti dice que gobernar no es prometer, sino indicar cuál es el rumbo y demostrar que está tomando pasos concretos incluso para después de su periodo presidencial.
En cuanto al trabajo de los políticos dice que es clave "reconocer los errores y saber que cuando uno se equivoca tiene que corregir las cosas rápidamente".
La división política como tendencia no sólo en Perú
Consultado acerca de qué opina sobre lo que algunos expertos catalogan como un país fragmentado políticamente, Sagasti reconoce que es un asunto que "nos preocupa a todos" pero no es exclusivo de Perú.
"Empecemos por reconocer que no es un problema sólo de Perú", zanja. "Estamos viendo este tipo de política de polarización, odio y posverdad en todo el mundo. Entonces nosotros somos parte de ese mundo y esto nos ha llevado de manera muy particular a un problema muy serio".
Admite que en el escenario actual, tomará tiempo "restañar las heridas" y dependerá -afirma- de que el liderazgo asuma "una posición mucho más abierta, generosa y con la disposición de escuchar otros puntos de vista, sin descalificaciones".
El poder de los jóvenes y de la ciudadanía
Sagasti tiene una sugerencia para los jóvenes, en un momento en el que a su juicio pueden tener un rol clave para el país.
"Lo que espero y estoy tratando de proponer a los jóvenes de todas las edades, como decimos, que intervengan activamente en política", recomienda. "Aquellas personas que sí tienen una concepción del futuro del país enraizada en el bien común".
Acerca de los resultados de un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos, según el 49 % de los encuestados estimó que no hay democracia en Perú, Sagasti reflexiona sobre las respuestas que suele recibir cuando intenta persuadir a la gente sobre la importancia de participar en política, con frases como ‘no, qué voy a entrar’, ‘es sucia’, ‘es cochina’, ‘van a atacar’, ‘van a mentiras’, ‘hay calumnias’, ‘difamación’.
"Es una tarea pendiente y una llamada de atención a quienes estamos en la ciudadanía", afirma. "La ciudadanía tiene más poder del que se da cuenta y no sólo es a través de las marchas. Creo que hay mecanismos legales. Uno de ellos es una reforma constitucional para el adelanto de las elecciones, para lo cual ya se están recolectando firmas y ahí es cuestión de ver cómo este proceso avanza", concluye.
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