La renuncia del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, acusado de agresión sexual a una empleada de un hotel en Nueva York, ha desencadenado un intenso debate sobre quién debe sucederlo en el cargo.
La Unión Europea (UE) insiste en que el próximo jefe del FMI debe provenir de alguna de las 27 naciones miembros del bloque.
Según la portavoz jefa de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, el nombramiento de un europeo al frente del FMI debe ser la elección "natural" ya que la UE es el principal contribuyente del Fondo.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dijo en un foro económico organizado en Bruselas, que "para la estabilidad del FMI, sería bueno que un europeo acabe el trabajo desarrollado por Dominique Strauss-Kahn".
En Alemania, que es la principal economía del viejo continente, la canciller Angela Merkel está presionando por que se tome un decisión sin demora para que un candidato del viejo continente sea el que ocupe el cargo.
La ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, quien es mencionada como posible sucesora de Strauss-Kahn, ha declarado que Europa debe unirse apoyando a un solo aspirante.
Estados Unidos se ha pronunciado a favor de una elección rápida y abierta del nuevo director general del FMI y ha subrayado su neutralidad en cuanto al posible sucesor.
Pero el dilema está en que las grandes eonomías emergentes, China, India y Brasil, están sugiriendo que se rompa esta vez con el monopolio europeo del FMI, y que el cargo lo ocupe alguien de otra parte del mundo.
Informes de prensa apuntan a la posibilidad de que aparezcan candidatos de países como India, Singapur, Alemania, Truquía, Sudáfrica y otros.
Mientras tanto, el segundo al mando del FMI, el estadounidense John Lipsky, se ha hecho cargo de la dirección interina del fondo, integrado por 187 miembros y cuya función es asesorar, otorgar préstamos y coordinar la política económica global.
