El futuro de los dos ciudadanos japoneses secuestrados por el Estado Islámico todavía es incierto.
Al vencerse el plazo de 72 horas para pagar el rescate de $200 millones de dólares, el gobierno japonés ha señalado que está agotando todos sus recursos para lograr la pronta liberación de los dos hombres aunque no ha especificado sí accederá a realizar el pago.
En un primer momento se pretendió analizar algunos puntos de la Carta Magna para ver la posibilidad de una intervención militar, pero Japón desestimó la posibilidad.
Según el primer ministro japonés Shinzo Abe, la captura de los ciudadanos japoneses en Siria es un “acto inaceptable de terrorismo”, pero enfatizó que la situación no cumplía con las bases legales necesarias para justificar en envío de fuerzas japonesas.
Salvar la vida de estos dos hombres es primordial para Japón, pero al mismo tiempo las autoridades japonesas han reiterado que no se doblegarán ante el terrorismo.
Horas antes de vencerse el plazo para pagar el rescate la madre de Kenji Goto pidió al gobierno japonés que pague el rescate y salve la vida de su hijo.
La madre de Goto, Kenji Goto dijo que su hijo era un amigo del islám y que su vida estaba dedicada a ayudar a los más débiles y a los niños en zonas de guerra.
Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Fumio Kishida dijo estar haciendo todos los esfuerzos necesarios para lograr la liberación de sus dos compatriotas, a través de la cooperación con otros países en busca de contactos y aliados para lograr que los extremistas islámicos liberen a Haruna Yukawa, de 42 años y Kenji Koto, de 47.
