La economía alemana, considerada por muchos como la locomotora europea, se desaceleró notablemente en el segundo trimestre del año y sólo creció 0,1 por ciento, mucho menos de lo que se esperaba.
La noticia retumbó en todo el mundo mientras los líderes de las dos mayores economías de la Eurozona, la canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, se reunían este martes en París.
De inmediato tomaron fuerza las preocupaciones en el viejo continente de que una debacle económica deje pequeños los temores que ya existen a causa de la crisis de la deuda soberana en los países del bloque.
Precisamente la cumbre de Merkel y Sarkozy estuvo encaminada a conjurar la gran ansiedad y la mayor incertidumbre creada en los mercados frente a los riesgos de que la crisis de la deuda en algunos países se propague al resto de la región.
Incluso Francia, con la economìa completamente estancada (cero por ciento de crecimiento en el segundo trimestre) amenaza con verse forzada a revisar a la baja sus proyecciones para este año.
Al término de la reunión, el presidente Sarkozy dijo que se “va hacia una integración económica reforzada” a fin de que la Eurozona pueda adoptar una mayor coordinación de carácter macroeconómico y no poner en riesgo al euro, la moneda común.
El mandatario francés precisó que un primer paso en ese propósito será la creación de un "verdadero gobierno de la zona euro", que tendría un mandato de dos años y medio, y tentativamente sería dirigido por el actual presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy.
Tanto Sarkozy como Merkel se opusieron a la propuesta de crear a corto plazo eurobonos para respaldar la solvencia de los países de la Eurozona, y dijeron que para hacer frente a los actuales contratiempos es suficiente la dotación de Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que tiene una capacidad de préstamos de 440.000 millones de euros.
Según Merkel los eurobonos serían una solución sólo para "hoy" y, de acuerdo con Sarkozy, pondrían en "grave peligro" la calificación de la deuda de los países más solventes de la Eurozona.
Entre el arsenal de soluciones para mejorar la gestión económica del bloque, los dos líderes mencionaron desde la creación de una tasa europea a las transacciones financieras, hasta la idea de crear un impuesto franco-alemán a las ganancias empresariales.
Desde hace semanas, los mercados han reflejado gran inestabilidad debido a los temores de que la crisis de la deuda que ya provocó que las economías de Grecia, Portugal e Irlanda tuvieran que ser rescatadas se extienda también a España e Italia.