Estados Unidos ya no considerará a Hong Kong como un territorio autónomo de China, "debido a los hechos sobre el terreno", informaron el miércoles fuentes oficiales.
"Ninguna persona razonable puede afirmar al día de hoy que Hong Kong mantiene un alto nivel de autonomía respecto a China, debido a los hechos en el terreno", señaló el secretario de Estado, Mike Pompeo, en una carta enviada al Congreso.
La misiva, que sirve para notificar a los legisladores que el Gobierno estadounidense dejará de aplicar a este territorio leyes diferentes a aquellas que rigen su relación con China, argumenta la decisión en el proyecto de ley de seguridad que Beijing pretende imponer a la antigua colonia británica.
Pompeo considera que la resolución china de imponer "arbitraria y unilateralmente" esta nueva normativa supone una "decisión desastrosa" que "socava" la autonomía y libertad del pueblo hongkonés y acusa al Gobierno del gigante asiático de no respetar sus compromisos recogidos en el tratado de la ONU que sirvió de marco a la renuncia de este territorio por parte del Reino Unido, en 1997.
"Hong Kong y su gente dinámica, emprendedora y libre han florecido durante décadas como un bastión de la libertad, y esta decisión no me produce ningún placer. Pero una política sensata requiere del reconocimiento de la realidad", concluyó Pompeo.
El anuncio se produce después de que la Casa Blanca desvelara el martes que el presidente Donald Trump está "disgustado" por la maniobra del Gobierno chino.
La ley, revelada la semana pasada durante una sesión del congreso nacional de China y que se espera sea aprobada el jueves, prevendría y castigaría actos de “secesión, subversión y actividades terroristas” que amenacen la seguridad nacional. También permitiría a los órganos de seguridad de China establecer agencias en Hong Kong.
El proyecto de ley ha sido ampliamente condenado por grupos empresariales y naciones occidentales como una sentencia de muerte al concepto de “un país, dos sistemas” establecido en el traspaso de poderes de Gran Bretaña a China en 1997, especialmente porque circunvala a la legislación local.
El descontento de gran parte de la población de Hong Kong ha generado numerosas protestas que, en algunos casos, han sido dispersadas por la policía antidisturbios con gas pimienta.