Con la entrada de Joe Biden a la Casa Blanca, abre la posibilidad de una “nueva era Obama”, que en temas de migración, el aspecto clave en las relaciones con El Salvador, trae un fuerte cambio con respecto a la política de mano dura con la migración irregular y el asilo de Donald Trump, aseguran expertos.
Cada cuatro años El Salvador inicia un debate a raíz de las elecciones en Estados Unidos y lo que eso supone para la tercera mayor población de hispanos (junto con los cubanos) viviendo en el país norteamericano.
La relación política entre El Salvador y Estados Unidos ha estado marcada principalmente por un aspecto en los últimos 40 años: la migración. Esta ha puesto a prueba la capacidad de Washington de frenar la llegada de miles de centroamericanos que cruzan la frontera sur de Estados Unidos de manera irregular, algo con lo que ha intentado acabar el presidente estadounidense Donald Trump.
El exviceministro para los salvadoreños en el exterior, durante el pasado gobierno del expresidente Sánchez Cerén (2014-2019), y analista en política exterior Juan José García, dijo en conversación con la Voz de América que la relación migratoria con Estados Unidos, durante la administración Trump, ha sido “una pesadilla”.
Sin embargo, Cerén asegura que con Biden en el poder, aún no ve una postura clara. "La vicepresidenta electa tiene todo un pasado migratorio que sin duda le hace comprender mejor el drama de los migrantes. Pero todavía estamos en la incertidumbre con Biden”, explicó.
El diplomático espera que el presidente electo renueve el compromiso con El Salvador, respecto al combate a la corrupción en la región, iniciado por el gobierno Trump.
Deportaciones
Entre 2001 y 2009, la administración del republicano George Bush deportó un promedio de 11.235 salvadoreños cada año. En el periodo de Obama, entre 2009 y 2017, la cifra promedio anual subió a 20.912. En la administración Trump ha sido de 16.170.
Las propuestas de Biden “parecen ir enfocadas al respecto de los derechos humanos de la persona migrante y el restablecimiento de la cooperación con los países de origen de la migración. Aunque en El Salvador conocemos los antecedentes del partido [Demócrata] con el presidente Barack Obama, que se caracterizó por ser «el deportador en jefe»”, dijo a la VOA César Ríos, director ejecutivo del Instituto Salvadoreño del Migrante en El Salvador.
Con el TPS pendiendo de un hilo, las medidas que tome el president electo podrían desatar una nueva ola de migrantes salvadoreños regresando a su país natal, o una renovada oportunidad para estas familias salvadoreñas.
“Nuestro país siempre ha dependido de la política estadounidense a lo largo de los años. Muchas veces con chantajes sobre el tema migrante. Pero a pesar de eso, durante los gobiernos demócratas la injerencia fue menor, aunque siempre hubo injerencia”, opinó Manuel Flores, diputado del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Flores valora una posible actitud de Biden frente a la de Trump, pese a que recalca que la nación estadounidense no debería tener “injerencia” en asuntos de política interna. Un tema que siempre le ha criticado la izquierda parlamentaria salvadoreña a Estados Unidos; aunque nadie niega la importancia de esta migración para la economía salvadoreña: El Salvador recibió el año pasado $5.650 millones de dólares en remesas enviadas por los salvadoreños en Estados Unidos.
Un gobierno menos complaciente
A inicios de septiembre, el embajador estadounidense en El Salvador Ronald Johnson dijo sentirse preocupado por la “polarización” que vive El Salvador.
Los ataques a la prensa, la negativa del gobierno salvadoreño a cumplir las resoluciones de la Corte Suprema de Justicia y la tensión política entre el Ejecutivo y el Congreso —que llevó a una toma militar del palacio legislativo en febrero—, podrían ser razones para que El Salvador vea disminuir la ayuda económica de Estados Unidos los próximos años.
Pero hay sectores políticos en el país que creen que Estados Unidos ha sido complaciente frente a estos hechos y que el nuevo Gobierno que se avecina en la nación norteamericana pondría freno a lo que llaman “una dictadura naciente” en el país centroamericano.
Juan José García ve en Biden un antecedente sobre qué se puede esperar en términos políticos para la región. El programa 'Alianza para la prosperidad', del que formó parte El Salvador, fue conducido por Biden en la administración Obama y uno de sus temas principales fue el respeto al Estado de Derecho y a la división de poderes.
“Biden podría tener algún tipo de distanciamiento con el actual embajador en El Salvador”, apuntó además García.
Mientras que el analista Campos cree que con las cartas enviadas a El Salvador por los congresistas demócratas y republicanos hay una postura clara sobre lo que piensa al menos un grupo de congresistas estadounidenses respecto al clima político en el país centroamericano.
El presidente Bukele se refirió a esta misiva durante una conferencia de prensa el pasado 25 de septiembre, y describió a los congresistas como "un grupo pequeño no representativo" de políticos estadounidenses; mientras aseguró tener una cercana y positiva relación con el Gobierno del presidente saliente, Donald Trump.
El embajador estadounidense en San Salvador suele ser muy amigable con Bukele en su comentarios en Twitter, mientras que otros republicanos como el congresista Rick Crawford, también hacen pública la buena relación entre Bukele y la actual administración estadounidense, lo que según analistas podría ser el principal talón de Aquiles para Bukele, con el traspaso de la Casa Blanca a manos demócratas.
La Voz de América solicitó el 1 de octubre la posición del gobierno salvadoreño frente a lo expresado por los congresistas estadounidenses y sobre lo esperado en las elecciones en Estados Unidos. Al cierre de esta nota no hubo respuesta.