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Diplomáticos sugieren a Biden redirigir sanciones a Rusia


El proyectado ganador de las elecciones, Joe Biden, sale del Teatro Queen tras reunirse con trabajadores de la salud en Wilmington, Delaware, el miércoles 18 de noviembre de 2020..
El proyectado ganador de las elecciones, Joe Biden, sale del Teatro Queen tras reunirse con trabajadores de la salud en Wilmington, Delaware, el miércoles 18 de noviembre de 2020..

Sostienen que se necesitan duras sanciones, pero no contra individuos sino a empresas energéticas, financieras y otras, que realmente le dolerían al Kremlin y podrían llevarlo a modificar su comportamiento.

Diplomáticos occidentales dicen esperar que Joe Biden, el proyectado ganador de las elecciones presidenciales, realice una temprana revisión de la efectividad de las actuales sanciones a Rusia.

La meta sería reajustarlas para aumentar su impacto inmediato. Un diplomático occidental basado en Washington que habló bajo condición de anonimato le dijo a la Voz de América que “ellos quieren afilarle los dientes” a las sanciones.

Otros diplomáticos occidentales dicen que ellos estaban bajo la impresión, en base a conversaciones con los asesores de política externa de Biden y en la lectura de sus comentarios previos a la elección, que la administración Biden intentaría formular una estrategia más consistente hacia Rusia, que contemple las políticas militares, económicas, energéticas, diplomáticas y de comunicación de Estados Unidos.

Las sanciones serían la punta de lanza para la administración demócrata tras la transición de poder en enero del presidente republicano, Donald Trump. Habría un enfoque más fuerte, esperan los diplomáticos, en lanzar un esfuerzo amplio para contrarrestar la desinformación y las campañas de influencia política patrocinadas por el Kremlin, una medida que posiblemente será bienvenida por los aliados de Estados Unidos.

También se espera un mayor énfasis en acercarse al pueblo ruso, rompiendo el completo dominio del Kremlin sobre la información y ofreciendo a los jóvenes oportunidades subsidiadas para estudiar en el extranjero.

Diplomáticos europeos dicen que una administración Biden posiblemente pedirá a gobiernos aliados evitar enviar señales contradictorias al buscar aumentar los lazos económicos con Rusia, los cuales socavarían el impacto económico y el simbolismo político de las sanciones.

Eso indicaría que una administración Biden posiblemente sería tan crítica como la Casa Blanca de Trump ha sido sobre un proyecto, respaldado por el Kremlin, de construir una tubería submarina de gas natural conocida como Nord Stream 2, la cual uniría a Rusia y Alemania. Los críticos dicen que el gasoducto haría a Europa más dependiente del Kremlin para sus necesidades energéticas y temen que pudiese ser usado para el chantaje político.

Expertos en política exterior que están siendo contactados para cargos en la proyectada nueva administración estadounidense han delineado su pensamiento en artículos y en eventos de organizaciones de investigación.

Michael Carpenter, un asesor de asuntos externos de Biden, y un ex subsecretario de Defensa para Rusia y Ucrania, escribió en la revista National Interest en el 2018 que las sanciones han fracasado en persuadir al Kremlin para que altere sus políticas.

“Rusia continúa librando una guerra brutal en el este de Ucrania. Continúa su campaña militar y para acabar con la oposición al régimen de Assad en Siria. Y continúa subvirtiendo, con desinformación y dinero oscuro. El Kremlin no está buscando cómo limitar sus ambiciones o moderar su comportamiento en ninguno de esos frentes”, según Carter.

“Para que las sanciones contra Rusia funcionen, Estados Unidos y sus aliados necesitan prescindir de gestos simbólicos e imponer sanciones más fuertes que tengan un impacto económico inmediato”, escribió. Carpenter dice que él favorece enfocarse en los bancos rusos e imponer sanciones financieras que pudieran reducirse, empezando con los bancos más pequeños y siguiendo con los más grandes, para poner presión sobre el Kremlin.

Citando la agresión en Ucrania e intromisiones patrocinadas por el Kremlin en elecciones occidentales, argumentó que las sanciones no deberían ser usadas como la respuesta para lo que se perciba como cada violación rusa a las normas internacionales, pero deberían ser más directamente ligadas a una ruta para el levantamiento de las sanciones. “Las sanciones deberían ser reversibles si se pretende que sirvan como un incentivo al cambio de comportamiento”, escribió Carpenter.

Funcionarios del Kremlin han restado importancia al impacto de la ola de sanciones occidentales que fueron impuestas en 2014 en represalia contra Rusia por la anexión de Crimea, aparentemente esperando persuadir a los gobiernos occidentales a abandonarlas por supuestamente ser inefectivas. Parte del discurso de Moscú ha sido que las sanciones están afectando a los países occidentales mucho más que a la propia Rusia, una postura que frecuentemente es avalada por intereses comerciales en Occidente.

Mientras el Kremlin ha desestimado su significado, también ha hecho campaña en su contra y ha insistido en que sean levantadas.

La opinión entre miembros de la comunidad de asuntos exteriores en Estados Unidos y Europa ha estado dividida sobre la efectividad de las sanciones para restringir al Kremlin en formas deseadas por los gobiernos occidentales, o en qué tanto dolor realmente le ocasionan a Rusia.

El Fondo Monetario Internacional ha estimado que las sanciones podrían haber reducido la producción económica de Rusia entre un 1% y un 1,5%. Un reporte del 2019 del Servicio de Investigación del Congreso, una unidad que ofrece análisis a los legisladores, señaló que las sanciones podrían haber sido más severas, pero que los legisladores tanto en la administración Obama como en la administración Trump quisieron evitar hacerle daño a ciudadanos rusos ordinarios, o afectar muy negativamente a negocios estadounidenses o europeos.

Una serie de sanciones occidentales ha sido impuesta desde el 2014 en respuesta al separatismo, respaldado por Moscú, de la región de Donbas en el este de Ucrania y por lo que gobiernos occidentales consideran actividad cibernética maliciosa. También han sido impuestas sanciones por presuntos abusos a los derechos humanos, y por el envenenamiento en marzo del 2018 del ex oficial de inteligencia militar ruso, Sergei Skripal y su hija.

Oficiales rusos han negado haber tenido participación alguna en el intento de asesinato de Skripal y descartan las acusaciones de actividad cibernética maligna como “fantasías occidentales”.

“Si tu miras todos los esfuerzos y el tiempo que el Kremlin ha gastado en tratar de que le levanten las sanciones, entonces eso indicaría que los rusos sienten que han tenido un impacto”, dijo David Kramer, un ex subsecretario de Estado en el gobierno de George W. Bush. Él juzga que Rusia pudo haber estado tentada a invadir más territorio de Ucrania de no haber sido por las sanciones, pero agregó que sanciones más amplias podrían ser más efectivas.

Otros exfuncionarios y analistas están de acuerdo. “Para cambiar el comportamiento de Putin, tienen que implementar sanciones a compañías en los sectores de energía, defensa y finanzas, eso tendría más posibilidades de forzar al Kremlin a revisar sus cálculos”, dijo Edward Fishman, un analista en el Consejo Atlántico, un centro de investigaciones con sede en Nueva York.

Varios asesores de Biden piensan en la misma línea y son especialmente desdeñosos sobre las sanciones contra figuras de alto perfil, desde oligarcas hasta funcionarios gubernamentales. Han argumentado que los individuos sancionados son compensados por el Kremlin y no van a cabildear con el presidente Vladimir Putin para que modifique sus políticas cuando su estatus y riqueza dependen de su lealtad al líder ruso.

Una experta en política exterior que ha sido contactada para un trabajar en la administración Biden, Victoria Nuland, también dice que las sanciones deben ser rediseñadas. “Las sanciones estadounidenses y de los aliados, aunque inicialmente son dolorosas, se han vuelto débiles o impotentes por el uso excesivo y ya no impresionan al Kremlin”, escribió Nuland en la revista Foreign Affairs, de julio.

Nuland, ex subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos en la administración Obama, dijo que Estados Unidos “debe encabezar una campaña para endurecer a las sociedades democráticas contra los esfuerzos de Rusia para interferir en elecciones libres, esparcir desinformación, exacerbar tensiones sociales y realizar campañas de influencia política”.

Agregó que “si Rusia continúa estancada, las sanciones y otras formas de presión política, económica y militar deberían ser intensificadas”.

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