Una semana después del asalto al Capitolio y en medio de un edificio ahora militarizado, la Cámara de Representantes votó para llevar al presidente Donald Trump a juicio político. Para la mayoría de los legisladores republicanos, la medida creará más división, mientras que los demócratas la ven como necesaria para proteger el Estado de derecho.
Solo diez de los 221 congresistas del partido de Trump votaron a favor de su destitución, en una resolución presentada por los demócratas que acusa al presidente de "incitar a la insurrección".
“Votar para quitar al presidente, cuando ya se va en seis días, solamente va a tener el efecto de incrementar las pasiones y los odios”, dijo a la Voz de América Mario Díaz-Balart, congresista republicano por Florida.
En el asalto al Capitolio, el pasado miércoles 6 de enero, murieron cinco personas, entre ellas un agente de policía. La resolución aprobada por la Cámara Baja culpa a Trump de haber azuzado “deliberadamente” a la multitud durante un discurso en la capital y de haber puesto en peligro la seguridad del país y una transición pacífica al poder.
Los cientos de seguidores del presidente que entraron violentamente al edificio, donde los legisladores celebraban una sesión bicameral para certificar los resultados electorales, se dieron cita en Washington D.C. para protestar en contra de la certificación, clamando teorías falsas de fraude electoral promovidas por el presidente.
Díaz-Balart dijo que los demócratas se basan en “solo una frase” para acusar al presidente de haber incitado a la multitud.
“Estos criminales planificaron eso [el asalto] de antemano, así que no importa lo que el presidente hubiera dicho o no, estos son grupos criminales que vinieron con esa intención”, aseguró.
Los planes para ocupar el Capitolio y escalar las protestas se estuvieron discutiendo en foros online e incluso el FBI emitió una advertencia de las intenciones violentas de los manifestantes, según reportó el diario The Washington Post.
“Nadie está sobre la ley”
Para los congresistas demócratas, en contraste, el segundo juicio político a Trump es una acción necesaria que sienta un precedente de que “nadie está por encima de la ley”, dijo a la VOA Jesús García, representante de la Cámara por Illinois.
“[Trump] fue quien dio la directiva de atacar el Capitolio, a una rama equiparable en el gobierno, no tiene precedente en la historia de EE.UU. y es un crimen grave”, aseguró el legislador.
Además del discurso como tal del presidente en Washington, la resolución de juicio político cita las teorías falsas de un fraude electoral promovidas por el presidente y la instancia de que él ganó las elecciones como factores que contribuyeron e incitaron a la violencia en la capital.
“Se trata de proteger a la Constitución y también de traer a la justicia a quienes fueron responsables por la conspiración de agredir en forma tan violenta al gobierno”, subrayó García, que representa al quinto distrito de Illinois.
Los diez votos a favor del juicio político por parte de legisladores republicanos, no obstante, demuestran diferencias dentro del partido que, salvo algunas voces disidentes como el senador Mitt Romney, ha apoyado consistentemente al presidente.
Aunque no se mostró a favor de la apertura de un nuevo juicio político, el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy aseguró en el pleno del Senado que Trump tiene responsabilidad por el asalto.
Para García, sus colegas en el partido que pasará a ser la oposición el 20 de enero, también comparten parte de la culpa de la violencia por “haberle dado tanto control y poder” a Trump.
“Ahora ellos tendrán que pagar las consecuencias”, sentenció.