En las calles de Cúcuta es común ver, día a día, a inmigrantes venezolanos que para sobrevivir cantan o hacen malabares en los semáfaros, venden artesanías o bolsas de dulces. Pero muchos de ellos logran un camino a un trabajo más estable, como José Pineda, quien llegó a Colombia en 2018, y aunque comenzó cantando en las calles de la ciudad fronteriza, ahora es carpintero.