Mientras la Casa Blanca advierte de prepararse para una de las peores semanas de muertes en la historia de Estados Unidos, los directores de funerarias y cementerios se preparan para la oleada de fallecidos por el coronavirus.
En el estado de Nueva York, donde han ocurrido casi la mitad de las muertes registradas en el país, los cuatro crematorios de la ciudad están trabajando las 24 horas y están reservados hasta mediados de abril.
“Ya no tenemos camillas donde ubicar cadáveres”, dijo una directora fúnebre en Brooklin, que no quiso que se mencionara su nombre. Sus refrigeradores también están a máxima capacidad.
La directora fúnebre dijo que su negocio familiar normalmente tiene entre cuatro y seis funerales semanales pero que desde finales de enero los números empezaron a duplicarse y actualmente tratan de manejar hasta 20 funerales a la semana.
“Vengo de una familia de directores fúnebres”, dijo la mujer. “No es normal que yo diga no”. Pero admitió que muy pronto tendrá que empezar a rechazar familias.
Mientras los doctores, enfermeras y otros trabajadores de la salud del estado luchan en las trincheras frontales contra el coronavirus y se han convertido en la primera línea de defensa, los directores fúnebres y empleados de cementerios se han convertido en la segunda línea de atención a las víctimas de la pandemia.
En el Cementerio Greenwood, uno de los más pintorescos e históricos de la ciudad, su presidente, Richard Moylan, está tratando de balancear el servicio al público con el mantenimiento de una fuerza laboral saludable.
“Seré muy feliz si podemos seguir recibiendo nuestras máscaras y nuestros guantes”, dijo Moylan, sobre los suministros de equipos de protección contra el coronavirus.
Moylan ha enviado a cuanto trabajador ha podido a sus casas, quedándose con solo un grupo esencial de trabajadores de oficina, vigilantes y exacavadores de tumbas. Ha intentado mantenerlos saludables separándolos en dos equipos, de manera que si surge un enfermo, el otro equipo no habrá sido expuesto y podrá seguir trabajando.
“La situación ha sido realmente difícil”, explicó.
Mike Lanotte, director ejecutivo de la Asociación de Directores Fúnebres del Estado de Nueva York, dijo que su organización empezó a trabajar el mes pasado en obtener cantidades superiores de equipos de protección y otros suministros.
“Hicimos todo lo posible, pero la pandemia venía muy rápido”, dijo Lanotte a la Voz de América. “Por más que quisimos ser proactivos, en cierta medida hemos tenido que reaccionar lo más rápido posible”.
Los directores fúnebres pueden ser expuestos al virus cuando recogen los cadáveres de hospitales y hogares de ancianos, así como cuando se relacionan con los familiares que están velando a sus seres queridos. Algunos han expresado su preocupación sobre posible contagio durante el proceso de embalsamiento.
Los funerales concurridos han terminado en la medida que se han adoptado prohibiciones contra reuniones grandes y regulaciones sobre el distanciamiento social. Moylan dijo que él pudo ver un funeral desde su ventana al que sólo asistió un pequeño grupo de personas que estaban de pie a prudente distancia el uno del otro. Algunos se quedaron en sus autos. No hubo flores sobre el féretro.
Nueva York tiene 1.700 funerarias y 3.700 personas con licencias de directores fúnebres.
Antes de la pandemia, el estado promediaba unas 425 muertes diarias. El martes hubo 731 muertes sólo de casos confirmados de coronavirus.
Pero no está claro que se estén registrando todas las muertes por el coronavirus. Muchas víctimas están falleciendo en sus casas, no en hospitales. La gente no quiere se les hagan pruebas a menos que requieran de hospitalización y se están haciendo pocas pruebas póstumas.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio dijo el martes que él está asumiendo que una “vasta mayoría” de los fallecimientos en residencias son relacionados al coronavirus.
“Eso lo hace aún más sombrío, el sentido de cuánta gente estamos perdiendo, cuántas familias están sufriendo, cuán real es esta crisis”, dijo De Blasio.
Agregó que la ciudad tiene la capacidad que necesita para un aumento en las muertes y que está recibiendo ayuda de las Fuerzas Armadas y del gobierno federal.
Pero la directora fúnebre en Brooklin dijo que ella y otros colegas han sido contactados por la oficina del Médico Forense para pedirles ayuda para recoger o almacenar cadáveres.
“El médico forense de hecho nos preguntó si podían enviar cadáveres a nosotros para ser cremados”, dijo Moyland, del Cementerio Greenwood. “Tuvimos que rechazarlos porque no podemos almacenarlos en estos momentos”.
La semana pasada, el estado levantó las restricciones sobre los crematorios, permitiéndoles trabajar las 24 horas del día.
Mientras las funerarias llegaban a su capacidad máxima la semana pasada, la Asociación de Directores Fúnebres hizo un llamado de ayuda a colegas en otros estados.
“Antes de siquiera hacer el llamado, los directores fúnebres de alrededor del país estaban respondiendo y ofreciéndose como voluntarios para aportar su tiempo y servicios para venir a Nueva York a ayudar”, explicó Lanotte.
Mientras no está claro cuán pronto pasará esta crisis sanitaria, los directores fúnebres del estado dicen que su trabajo es una vocación y que seguirán ahí para atender a familias en sus momentos de dolor.