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Papa Francisco se solidariza con víctimas de Sri Lanka y pide fin de “injusticias y violencia” en Venezuela


El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, ofició la misa de Pascua en la plaza de San Pedro -el momento litúrgico más importante de la tradición cristiana, que evoca la resurrección de Cristo-, y luego saludó a la multitud.
El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, ofició la misa de Pascua en la plaza de San Pedro -el momento litúrgico más importante de la tradición cristiana, que evoca la resurrección de Cristo-, y luego saludó a la multitud.

El papa Francisco expresó su “tristeza” tras los mortíferos atentados en Sri Lanka en este Domingo de Pascua y reclamó el fin de “las injusticias sociales, los abusos y la violencia” en Venezuela y una “solución pacífica y negociada” en Nicaragua.

Más de 200 personas, incluyendo decenas de extranjeros, murieron este domingo en una ola de explosiones en hoteles de lujo e iglesias de Sri Lanka, donde se celebraba la misa de Pascua, anunció la policía del país. Las condolencias y los llamados a defender la libertad religiosa llegaron desde todo el mundo.

“Me enteré con tristeza de la noticia de los graves atentados, que precisamente hoy, día de Pascua, trajeron duelo y dolor a varias iglesias y otros lugares de reunión en Sri Lanka”, declaró el papa Francisco desde la basílica de San Pedro del Vaticano ante una multitud de 70.000 personas, justo después de la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al resto del mundo).

Expresó su “afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada mientras estaba recogida y en oración, y a todas las víctimas de una violencia tan cruel”.

El sumo pontífice visitó la isla de Sri Lanka en enero de 2015, cuando defendió en su sermón la libertad de culto, en un país muy marcado por las tensiones étnicas e interreligiosas.

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Por la mañana, ofició la misa de Pascua en la plaza de San Pedro -el momento litúrgico más importante de la tradición cristiana, que evoca la resurrección de Cristo-, y luego saludó a la multitud. A mediodía, desde la loggia de la basílica, pronunció su mensaje de Pascua, donde aludió a las diversas partes del mundo marcadas por la violencia.

“Crisis que se agrava”

El papa quiso recordar a los latinoamericanos que “sufren las consecuencias de situaciones políticas y económicas difíciles” y dijo pensar especialmente en el pueblo de Venezuela, con “tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava”.

“Que el Señor conceda a quienes tienen responsabilidades políticas trabajar para poner fin a las injusticias sociales, a los abusos y a la violencia, y para tomar medidas concretas que permitan sanar las divisiones y dar a la población la ayuda que necesita”, pidió.

Venezuela se encuentra sumida en una profunda crisis política, económica y humanitaria que se agravó con la proclamación en enero del opositor Juan Guaidó como presidente encargado del país días después que el presidente Nicolás Maduro asumiera un segundo mandato cuya legitimidad fue cuestionada por numerosos gobiernos extranjeros.

La población venezolana sufre los efectos de una hiperinflación, proyectada en 10.000.000% para 2019, y la falta de insumos básicos y medicamentos. A ello se suman desde marzo apagones masivos, que complican el suministro de agua y las telecomunicaciones.

La oposición responsabiliza del colapso a la ineficacia y corrupción del chavismo, mientras el gobierno culpa a las sanciones estadounidenses.

El papa también tuvo palabras de aliento para el diálogo que se lleva a cabo en Nicaragua para salir de la crisis política, tras un año de protestas antigubernamentales que han dejado al menos 325 muertos en el país.

“Que el Señor resucitado ilumine los esfuerzos que se están realizando en Nicaragua para encontrar lo antes posible una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses”, dijo el papa.

Contra la “indiferencia”

En su mensaje, el sumo pontífice destacó la situación que viven los civiles en zonas de conflicto como Libia, Siria o Sudán del Sur.

“Que las armas dejen de ensangrentar a Libia, donde en las últimas semanas personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares”, reclamó el papa, y pidió que se opte por “el diálogo en lugar de la opresión”.

El sábado, los combates redoblaron intensidad a las puertas de Trípoli, después de que las fuerzas leales al gobierno de unión nacional (GNA) anunciaran una “fase de ataque” contra las tropas del mariscal Jalifa Haftar, movilizadas para conquistar la capital libia.

Tampoco quiso olvidar al pueblo sirio, “víctima de un conflicto que continúa y amenaza con hacernos caer en la resignación e incluso en la indiferencia”.

“Es hora de renovar el compromiso a favor de una solución política”, defendió, y de afrontar “la crisis humanitaria y favorezca el regreso seguro de las personas desplazadas”.

Asimismo, exhortó al presidente sursudanés, Salva Kiir, y al jefe rebelde Riek Machar a comprometerse por la “reconciliación de la nación”.

Frente a tanto sufrimiento, instó de nuevo a “poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas”, especialmente en los países más desarrollados.

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