Los niños son los que mejor la pasan cuando van al "jamal" (sala de guerra, en hebreo) de Jerusalén, una iniciativa popular surgida para ayudar a los evacuados por la guerra en Israel, tanto del norte como del sur, muchos de los cuales han encontrado refugio en la Ciudad Santa.
“Entren y cojan los juguetes que quieran”, les dicen los voluntarios a los pequeños que llegan al centro de ayuda a evacuados por la guerra entre Israel y Hamás, que funciona en la escuela de arte de la ciudad de Jerusalén.
Los adultos como Avraham Atila, un israelí de 73 años que desde hace una semana vive en el Hotel Torre de Jerusalén, también encuentran apoyo en este sitio. El anciano, que tuvo que abandonar su casa en Kyriat Shmona después que las autoridades israelíes ordenaron la evacuación de los 23.000 habitantes de esa ciudad del norte de Israel, narra su experiencia y el apoyo que ha recibido.
"Tuvimos que irnos de casa muy rápido y no tuve tiempo de empacar muchas cosas. En el hotel me hablaron de este lugar. Hay muchas cosas y de buena calidad. Y además es gratis. Es bueno que nos estén ayudando con esto", cuenta Atila mientras elige unas camisas donadas para la iniciativa.
La ciudad donde vivía Atila ha sido atacada en días recientes con decenas de cohetes y misiles lanzados por la milicia libanesa chií, Hizbulá.
Más de 120.000 israelíes se han visto desplazados internamente debido al conflicto entre Israel y Hamás, así como por el recrudecimiento de los enfrentamientos en la frontera entre el Ejército israelí y Hizbulá. Además de estos evacuados por las autoridades israelíes, se estima que otros 80.000 israelíes han abandonado sus casas voluntariamente por miedo a que la escalada bélica llegue a sus puertas.
"¿Miedo a una guerra con Líbano? Llevamos en esta situación más de 30 años, ha llegado el momento de quitarnos de encima a Hizbolá y tener paz. Cada vez que ellos quieren nos atacan y es el momento de una vez y por siempre terminar con esto”, dice Atila mientras busca objetos y ropas que puedan servirle para los próximos días.
"Siempre hay gente cubriéndote la espalda"
A este centro de ayuda para refugiados llegan donaciones de todo el país y a todas horas, según constató la Voz de América. Los voluntarios explican que la intención es que puedan sentir alivio y que la situación de ellos sea más llevadera en estas circunstancias difíciles.
El ajetreo en el “jamal” de la escuela de arte de Jerusalén es constante. Vecinos que llegan con donaciones de todos tipo y evacuados que se acercan en busca de los objetos más elementales.
“Cualquier evacuado del sur o del norte puede venir aquí, agarrar lo que necesite sin tener que pagar nada ni dar nada a cambio”, anima Shindel, una voluntaria de 25 años. “El objetivo es ayudarles, hacerles sentir mejor. Vale la pena recordar que muchos abandonaron sus casas solo con lo que llevaban encima. Para ellos, es lindo tener esta iniciativa a su disposición y nosotros estamos felices de ayudar”.
Este centro de recepción y entrega de donaciones para evacuados comenzó de manera espontánea. Al comenzar la guerra una estudiante buscó refugio en el búnker del centro y pidió al director que abriera y dejara que más alumnos se albergaran. Más jóvenes siguieron llegando con deseos de ayudar en lo que podían. Más jóvenes llegaron y todos con los mismos deseos de ayudar en lo posible. Hoy son ellos os que lgestionan esta “tienda” que ragala ropa, distribuyen comida y productos de higiene y apoyan a los evacuados, sobre todo a personas mayores, con todo tipo de gestiones.
“Volcarse en ayudar está en espíritu de Israel y del pueblo judío, incluso en los momentos más difíciles nos ayudamos los unos a los otros, queremos contribuir”, concluye Shindel, que actualmente ha visto interrumpidos sus estudios de Historia del Arte por la guerra entre Israel y Hamás.
Lugares como el “jamal" de la escuela de arte de Jerusalén están surgiendo en todos los rincones del país. Muchos de los jóvenes de este centro están deseosos de ser llamados a filas.
“Voy al servicio militar en dos semanas, a infantería. Aún no se a dónde, pero quiero luchar por mi país”, dice Inbal, voluntaria de 19 años que apoya en esta iniciativa.
VOA: ¿Temes que te corresponda ir a la zona de combate en Gaza?
Inbal: “No, sé que en las Fuerzas de Defensa de Israel siempre hay gente cubriéndote la espalda”.
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