El republicano Mitt Romney aceptó este jueves de manera oficial la candidatura por su partido a la presidencia y pronunció un discurso, el más importante de su vida, en el que el objetivo principal fue convencer a los electores todavía indecisos de que voten por él y no lo hagan por el presidente Barack Obama.
Romney dijo que como presidente pondría “toda su energía y toda su alma en restaurar el Estados Unidos” que todos una vez conocieron, unido para “preservar la libertad”, edificar “la mayor economía” y “salvar al mundo de las tinieblas”.
En un discurso en el que a diferencia de otras veces en esta ocasión habló de su obra como empresario y también de su familia, el exgobernador destacó que EE.UU. es una “nación de inmigrantes”, y que todos los estadounidenses son hijos, nietos y bisnietos de quienes quisieron una vida mejor”.
Señaló que las incumplidas promesas de Obama han dado paso a la “decepción y división”. Pero ha llegado el momento –dijo—de poner los últimos cuatro años atrás, y restaurar el Estados Unidos prometido.
Romney esbozó un plan de cinco puntos para crear 12 millones de empleos, primero que todo haciendo que para el 2020 el país alcance la independencia energética, y segundo, dando a los ciudadanos la capacitación necesaria para los empleos de hoy y del mañana.
El tercer punto alude a forjar nuevos tratados comerciales que beneficien en verdad al país, y el cuarto, asegurar a cada empresario que invierta en EE.UU. que sus esfuerzos no se desvanecerán como en Grecia. “Reduciremos el décifit y devolveremos un presupuesto balanceado” al país, dijo.
Por último, se propone defender a los pequeños negocios, que son la maquinaria que hace crecer los empleos. Eso significa –apuntó– reducirles los impuestos, simplificarles las regulaciones que los perjudican, y rechazar además el “Obamacare” plan de cuidado de la salud impulsado por los demócratas.
“El presidente Obama les prometió frenar la subida del nivel de los océanos y curar al planeta. Mi promesa es –dijo--ayudarlos a ustedes y a sus familias”.
Romney puntualizó que hará honor a los ideales democráticos de EE.UU. porque “un mundo libre es un mundo más pacífico”, e invocó el legado bipartidista de presidentes como Harry Truman y Ronald Reagan.
La Convención
El discurso, televisado por todas las cadenas a la nación en horario estelar desde el Tampa Bay Times Forum, con capacidad para 20 mil personas, estuvo bajo el escrutinio de millones de estadounidenses sentados frente a la pantalla en la tranquilidad de sus hogares.
Su segundo en la boleta presidencial republicana, Paul Ryan, dijo el miércoles que de llegar a la Casa Blanca, Romney no evadirá las decisiones difíciles que necesitan adoptarse para reparar la dañada economía nacional.
El reto más grande de la noche para Romney fue no sólo granjearse la simpatía de quienes hasta hace poco lo vieron con cierto recelo dentro del Partido debido a sus posiciones moderadas, sino también sumar los votos de mujeres, hispanos y los afroamericanos, que en las pasadas elecciones apoyaron mayoritariamente a Obama.
Cuando subió al podio, el ex gobernador de Massachussets ya había recibido un gran empuje a sus aspiraciones gracias a los discursos pronunciados por su compañero de fórmula, Paul Ryan, por varios gobernadores, entre ellos la de Nuevo México, Susana Martínez, y por el joven e influyente legislador Marco Rubio, el único republicano hispano en el Senado de EE.UU.
Rubio dijo en su discurso de presentación de Romney que más que un exitoso empresario, devoto esposo, padre y abuelo, y generoso miembro de su comunidad y de su iglesia, el candidato presidencial “sabe que la prosperidad de EE.UU. no se debe a que el gobierno gastó más”, sino a que la gente empleó su dinero en abrir un negocio.
Tras evocar su origen como hijo de inmigrantes cubanos, Rubio dijo que EE.UU. “es un país especial porque los sueños que son imposibles en otras partes, aquí se hacen realidad”. Romney sabe que si somos capaces de hacer por nuestros hijos lo que nuestros padres hicieron por nosotros, --apuntó-- la vida en EE.UU puede ser mejor de lo que ha sido.
La velada tuvo como atractivo especial, minutos antes de que hablara Romney, la presencia en el Tampa Bay Times Forum como invitado especial del actor de cine Clint Eastwood, toda una leyenda de Hollywood y un hombre no sólo admirado sino muy querido y respetado en todo el país, quien aportó al evento una nota de humor político contra el presidente Obama.
Pero sin duda uno de los momentos más emotivos de la Convención fue cuando la esposa del candidato presidencial, Ann Romney, subió al escenario el martes para mostrar a la nación el lado humano de quien aspira a ser el próximo presidente. "Este es el hombre que Estados Unidos necesita –dijo--.No defraudará al país".
Después de ésta, los demócratas tendrán su propia Convención la semana entrante, entre el 4 y 6 de septiembre en Charlotte, Carolina del Norte, para cerrar una etapa de las campañas electorales y entrar de lleno a continuación en la recta final de la contienda por la Casa Blanca, que se decidirá en las urnas el próximo 6 de noviembre.
Qué propone Romney
Qué propone Romney- Un país con “una economía que ponga de vuelta a los estadounidenses en el trabajo”.
- Que sea “otra vez sea líder mundial en innovación y productividad”.
- Con “cada padre confiado en que el futuro de sus hijos será más brillante que el pasado”.
- Con “una fuerza militar tan poderosa que ninguna nación se atreva a ponerla a prueba”.
- Un país que defienda “ la constelación de derechos que han sido dotados por el Creador, y codificados en su Constitución”.
- Que “se ocupe del pobre y del enfermo, que honre y respete a los ancianos, y dé su mano amiga a quien lo necesite”.
- Un Estados Unidos “que es lo mejor dentro de cada uno de nosotros. El que queremos para nuestros hijos”.
En un discurso en el que a diferencia de otras veces en esta ocasión habló de su obra como empresario y también de su familia, el exgobernador destacó que EE.UU. es una “nación de inmigrantes”, y que todos los estadounidenses son hijos, nietos y bisnietos de quienes quisieron una vida mejor”.
Señaló que las incumplidas promesas de Obama han dado paso a la “decepción y división”. Pero ha llegado el momento –dijo—de poner los últimos cuatro años atrás, y restaurar el Estados Unidos prometido.
Romney esbozó un plan de cinco puntos para crear 12 millones de empleos, primero que todo haciendo que para el 2020 el país alcance la independencia energética, y segundo, dando a los ciudadanos la capacitación necesaria para los empleos de hoy y del mañana.
El tercer punto alude a forjar nuevos tratados comerciales que beneficien en verdad al país, y el cuarto, asegurar a cada empresario que invierta en EE.UU. que sus esfuerzos no se desvanecerán como en Grecia. “Reduciremos el décifit y devolveremos un presupuesto balanceado” al país, dijo.
Por último, se propone defender a los pequeños negocios, que son la maquinaria que hace crecer los empleos. Eso significa –apuntó– reducirles los impuestos, simplificarles las regulaciones que los perjudican, y rechazar además el “Obamacare” plan de cuidado de la salud impulsado por los demócratas.
“El presidente Obama les prometió frenar la subida del nivel de los océanos y curar al planeta. Mi promesa es –dijo--ayudarlos a ustedes y a sus familias”.
Romney puntualizó que hará honor a los ideales democráticos de EE.UU. porque “un mundo libre es un mundo más pacífico”, e invocó el legado bipartidista de presidentes como Harry Truman y Ronald Reagan.
La Convención
El discurso, televisado por todas las cadenas a la nación en horario estelar desde el Tampa Bay Times Forum, con capacidad para 20 mil personas, estuvo bajo el escrutinio de millones de estadounidenses sentados frente a la pantalla en la tranquilidad de sus hogares.
Su segundo en la boleta presidencial republicana, Paul Ryan, dijo el miércoles que de llegar a la Casa Blanca, Romney no evadirá las decisiones difíciles que necesitan adoptarse para reparar la dañada economía nacional.
El reto más grande de la noche para Romney fue no sólo granjearse la simpatía de quienes hasta hace poco lo vieron con cierto recelo dentro del Partido debido a sus posiciones moderadas, sino también sumar los votos de mujeres, hispanos y los afroamericanos, que en las pasadas elecciones apoyaron mayoritariamente a Obama.
Cuando subió al podio, el ex gobernador de Massachussets ya había recibido un gran empuje a sus aspiraciones gracias a los discursos pronunciados por su compañero de fórmula, Paul Ryan, por varios gobernadores, entre ellos la de Nuevo México, Susana Martínez, y por el joven e influyente legislador Marco Rubio, el único republicano hispano en el Senado de EE.UU.
Rubio dijo en su discurso de presentación de Romney que más que un exitoso empresario, devoto esposo, padre y abuelo, y generoso miembro de su comunidad y de su iglesia, el candidato presidencial “sabe que la prosperidad de EE.UU. no se debe a que el gobierno gastó más”, sino a que la gente empleó su dinero en abrir un negocio.
Tras evocar su origen como hijo de inmigrantes cubanos, Rubio dijo que EE.UU. “es un país especial porque los sueños que son imposibles en otras partes, aquí se hacen realidad”. Romney sabe que si somos capaces de hacer por nuestros hijos lo que nuestros padres hicieron por nosotros, --apuntó-- la vida en EE.UU puede ser mejor de lo que ha sido.
La velada tuvo como atractivo especial, minutos antes de que hablara Romney, la presencia en el Tampa Bay Times Forum como invitado especial del actor de cine Clint Eastwood, toda una leyenda de Hollywood y un hombre no sólo admirado sino muy querido y respetado en todo el país, quien aportó al evento una nota de humor político contra el presidente Obama.
Pero sin duda uno de los momentos más emotivos de la Convención fue cuando la esposa del candidato presidencial, Ann Romney, subió al escenario el martes para mostrar a la nación el lado humano de quien aspira a ser el próximo presidente. "Este es el hombre que Estados Unidos necesita –dijo--.No defraudará al país".
Después de ésta, los demócratas tendrán su propia Convención la semana entrante, entre el 4 y 6 de septiembre en Charlotte, Carolina del Norte, para cerrar una etapa de las campañas electorales y entrar de lleno a continuación en la recta final de la contienda por la Casa Blanca, que se decidirá en las urnas el próximo 6 de noviembre.