Las autoridades libias están frenadas en la investigación que llevan a cabo del ataque el 11 de septiembre pasado al consulado estadounidense en Bengasi por miedo a que los islamistas tomen represalias en su contra.
Una fuente policial cercana a la pesquisa dijo a la agencia AFP que los investigadores están temerosos porque informes de seguridad señalan la posible implicación en el atentado de un grupo radical islámico vinculado a la red al Qaeda.
En el ataque murieron el embajador de Washington en Libia, Christopher Stevens, y otros tres diplomáticos estadounidenses.
"El caso da miedo a los inspectores locales, dado el ritmo al que se han acelerado los asesinatos de militares y oficiales de la policía en el este del país", informó la agencia citando a la fuente.
Un profesor de Ciencias Políticas en Bengasi, Jaled Al Marmimi, señaló que los investigadores temen “ser secuestrados por extremistas (islámicos) implicados en el caso".
Debido a que la pesquisa llevada a cabo por el Tribunal de Apelaciones de la ciudad no avanza todo lo debido el expediente fue transferido en diciembre a un magistrado en Trípoli.
El abogado de un tunecino presuntamente implicado en el ataque acusó a EE.UU. de injerencia en la investigación y el sospechoso, Abdelbasset Ben Mbarek, rehusó ser interrogado por agentes del FBI.
Una fuente policial cercana a la pesquisa dijo a la agencia AFP que los investigadores están temerosos porque informes de seguridad señalan la posible implicación en el atentado de un grupo radical islámico vinculado a la red al Qaeda.
En el ataque murieron el embajador de Washington en Libia, Christopher Stevens, y otros tres diplomáticos estadounidenses.
"El caso da miedo a los inspectores locales, dado el ritmo al que se han acelerado los asesinatos de militares y oficiales de la policía en el este del país", informó la agencia citando a la fuente.
Un profesor de Ciencias Políticas en Bengasi, Jaled Al Marmimi, señaló que los investigadores temen “ser secuestrados por extremistas (islámicos) implicados en el caso".
Debido a que la pesquisa llevada a cabo por el Tribunal de Apelaciones de la ciudad no avanza todo lo debido el expediente fue transferido en diciembre a un magistrado en Trípoli.
El abogado de un tunecino presuntamente implicado en el ataque acusó a EE.UU. de injerencia en la investigación y el sospechoso, Abdelbasset Ben Mbarek, rehusó ser interrogado por agentes del FBI.