El Congreso estadounidense reinicia este lunes sus trabajos y somete a consideración la confirmación de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en sustitución de Ben Bernanke que se retira a fines de mes.
Se espera que el Senado vote a fines del día y de confirmarla, Yellen se convertíria en la primera mujer en dirigir esa agencia, equivalente al banco central de Estados Unidos.
Las estadísticas muestran que las sesiones del año pasado del Congreso de EE.UU. fueron las menos productivas de su historia debido a la división en asuntos cruciales entre el Senado, controlado por los demócratas, y la Cámara de Representantes, de mayoría republicana.
Ahora los legisladores retornan del receso de fin de año al Capitolio—el Senado el lunes y la Cámara de Representantes el martes—para para un nuevo comienzo en 2014 lleno de asuntos inconclusos, entre ellos la ayuda a desempleados, un proyecto de ley agraria, el techo de la deuda, y la reforma de inmigración.
Activistas a favor de una nueva ley inmigratoria mantendrán su presión sobre la Cámara de Representantes después de que el Senado aprobó el año pasado un abarcador proyecto de ley y el propio líder republicano John Boehner dijo darse cuenta de que se necesita una reforma.
Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, ha dicho que la única forma de asegurar que una reforma funcione es abordar paso a paso el asunto, que calificó de “complicado”.
Algunos analistas consideran que Boehner puede traer a discusión el tema luego de que finalicen las primarias republicanas en mayo o junio, antes de las elecciones legislativas de noviembre próximo, aunque la mayoría admite que la reforma entraña riesgos políticos para él, al quedar expuesto frente al ala conservadora de su partido, el Tea Party.
Otra prueba crucial de este nuevo año legislativo se producirá probablemente en febrero o marzo cuando el Congreso necesite elevar la capacidad de endeudamiento del país de manera que el gobierno no tenga que declararse en mora.
Una mayoría de expertos señalan que de ocurrir otra decisiva confrontación como la que dio lugar al cierre parcial de las operaciones del gobierno en octubre último, podría no solo afectarse la economía sino que también habría un costo político en las encuestas para ambos partidos.
Se espera que el Senado vote a fines del día y de confirmarla, Yellen se convertíria en la primera mujer en dirigir esa agencia, equivalente al banco central de Estados Unidos.
Las estadísticas muestran que las sesiones del año pasado del Congreso de EE.UU. fueron las menos productivas de su historia debido a la división en asuntos cruciales entre el Senado, controlado por los demócratas, y la Cámara de Representantes, de mayoría republicana.
Ahora los legisladores retornan del receso de fin de año al Capitolio—el Senado el lunes y la Cámara de Representantes el martes—para para un nuevo comienzo en 2014 lleno de asuntos inconclusos, entre ellos la ayuda a desempleados, un proyecto de ley agraria, el techo de la deuda, y la reforma de inmigración.
Activistas a favor de una nueva ley inmigratoria mantendrán su presión sobre la Cámara de Representantes después de que el Senado aprobó el año pasado un abarcador proyecto de ley y el propio líder republicano John Boehner dijo darse cuenta de que se necesita una reforma.
Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, ha dicho que la única forma de asegurar que una reforma funcione es abordar paso a paso el asunto, que calificó de “complicado”.
Algunos analistas consideran que Boehner puede traer a discusión el tema luego de que finalicen las primarias republicanas en mayo o junio, antes de las elecciones legislativas de noviembre próximo, aunque la mayoría admite que la reforma entraña riesgos políticos para él, al quedar expuesto frente al ala conservadora de su partido, el Tea Party.
Otra prueba crucial de este nuevo año legislativo se producirá probablemente en febrero o marzo cuando el Congreso necesite elevar la capacidad de endeudamiento del país de manera que el gobierno no tenga que declararse en mora.
Una mayoría de expertos señalan que de ocurrir otra decisiva confrontación como la que dio lugar al cierre parcial de las operaciones del gobierno en octubre último, podría no solo afectarse la economía sino que también habría un costo político en las encuestas para ambos partidos.