La muerte del financista Jeffrey Epstein, que se suicidó a pesar de estar recluido en una de las cárceles más seguras del país, enfocó la atención en un sistema penitenciario de Estados Unidos plagado de problemas como escasez de personal y una violencia crónica que hasta ahora habían pasado mayormente inadvertidos.
La falta de personal es tan severa que los guardias a menudo trabajan horas extras día tras día o son obligados a hacer turnos dobles. La violencia hace que con frecuencia se dispongan cierres totales de todos los pabellones. Un informe legislativo de este año indicó que “los malos comportamientos son ignorados o encubiertos rutinariamente”.
El descalabro es tal que la nueva directora de la Oficina de Prisiones Kathleen Hawk Sawyer fue citada a declarar el martes ante la Comisión Judicial del Senado.
Dos guardias que vigilaban a Epstein en una cárcel de Manhattan acaban de ser acusados de falsificar informes para ocultar el hecho de que se habían dormido y de pasar tiempo en la internet durante horas en lugar de estar pendientes de los reos.
Hawk Sawyer, quien fue directora de prisiones de 1992 al 2003, dijo que esa dependencia había sido afectada por una reducción de su presupuesto, que supera los 7.000 millones de dólares. Agregó que desde que asumió, puso “mucho énfasis en cubrir vacantes”, capacitar al personal y asegurarse de que los empleados renueven su compromiso con su trabajo.
La falsificación de informes es un problema en todos los penales. Dirigentes sindicales afirman que la reducción del personal hace que tanto guardias como reos enfrenten situaciones de mucho peligro y que la sociedad ignora los problemas que encara la red penitenciaria.
Hawk Sawyer preparó un informe según el cual una inspección de penales de todo el país comprobó que el personal a menudo no hace los recorridos y el recuento de reos de rigor, pero prepara informes diciendo que sí lo hizo.
Los funcionarios detectaron “algunos” casos en los que los guardias podrían haberse dormido y no hicieron los recorridos de rutina. Afirmó que dejará esos casos en manos de fiscales.
“No queremos este tipo de gente en la Oficina de Prisiones. Tenemos algunos, lo sé, que deciden no seguir las reglas, y no los queremos aquí”, señaló.
El sistema carcelario perdió 4.000 plazas desde el 2017. Algunos agentes son obligados a trabajar tantas horas extras que no regresan a sus casas entre turno y turno, sino que duermen en sus automóviles.
En un análisis hecho por The Associated Press sobre el personal penitenciario se comprobó que hubo un agudo descenso en la cantidad de empleados en los dos primeros años del gobierno de Donald Trump.
Entre diciembre del 2016 y septiembre del 2018 (la fecha más reciente de la que hay datos en la Oficina de Manejo de Personal) , la cantidad de agentes del sistema penitenciario cayó un 11%, de 19.082 a 16.898. Hasta la llegada de Trump, la cantidad de empleados del servicio penitenciario había aumentado constantemente y a fines del 2016 había un 12.5% de empleados más que a principios del 2012.
El sindicato de trabajadores de los centros penitenciarios se viene quejando desde hace tiempo de la escasez de personal, pero nada impide a los guardias trabajar horas extras y hay centros de reclusión, como aquel en el que murió Epstein, donde son obligados a hacer horas extras casi todas las semanas.
“Algunos llaman enfermos porque tienen miedo de ser obligados a quedarse después de su turno. Están cansados, agotados. Cuando trabajas tantas horas, no vas a estar alerta”, declaró José Rojas, dirigente del sindicato de trabajadores del sistema penitenciario.
Los dos guardias que debían vigilar a Epstein trabajaban horas extras por la falta de personal. Uno de ellos, un empleado del penal que en realidad no era guardia, llevaba cinco días seguidos trabajando horas extras. El otro estaba trabajando un doble turno, obligado.
Al margen de la escasez de personal, abunda la violencia
En uno de los casos recientes más sonados, el mafioso de Boston James “Whyitey” Bulger fue asesinado en una cárcel de Virginia Occidental en octubre del 2018. Pero incluso después de ese episodio, el estado de cosas en las cárceles no generó mayor interés.
En marzo, el director del sistema de entonces Hugh Hurwitz fue llamado a declarar ante el Congreso. Pero sólo un demócrata se presentó a la vista.
A fines de agosto el secretario de justicia William Barr destituyó a Hurwitz como director interino y nombró a Hawk Sawyer en su lugar.
Hurwitz dirigió el sistema unos 15 meses. Había reemplazado a Mark Inch, quien renunció intempestivamente en mayo del 2018.