De su contribución voluntaria de 125 millones de dólares esperados por la agencia para 2018, Washington solo confirmó el envío de una “primera entrega” de 60 millones, para pagar sobre todo salarios en escuelas y el sistema de salud en Jordania, Cisjordania y la Franja de Gaza, anunció el Departamento de Estado.
“Sin los fondos que entregamos hoy, las operaciones de la UNRWA estaban en riesgo de quedarse sin recursos y ser suspendidas”, indicó un funcionario estadounidense, celebrando que el desembolso evitará que eso ocurra.
Pero los 65 millones de dólares restantes “serán retenidos” hasta nuevo aviso. “Están congelados en este punto, no han sido cancelados”, aclaró a los periodistas la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, en Washington.
El jefe de la UNRWA, Pierre Krahenbuhl, expresó su alarma ante la decisión y llamó a otros miembros de la ONU a contribuir.
Dijo que los 60 millones de dólares mantendrían abiertas las escuelas y hospitales por ahora, pero remarcó que la cantidad es dramáticamente menor a los 350 millones que Washington pagó en el transcurso de 2017.
“La financiación de UNRWA o cualquier agencia humanitaria es a discreción de cualquier estado miembro soberano de Naciones Unidas”, dijo en un comunicado y agregó “dada la relación larga, confiable e histórica entre Estados Unidos” y esta agencia la “contribución reducida amenaza uno de los esfuerzos de desarrollo humano más exitosos e innovadores en el Medio Oriente”.
La diplomacia estadounidense, muy crítica de la ONU desde la llegada al poder de Donald Trump hace un año, afirma que “hay que efectuar un examen en profundidad de la UNRWA, tanto de su funcionamiento como de su financiación”.
Washington quiere que otros países aumenten sus contribuciones, para no seguir haciéndose cargo por sí solo del 30% de los fondos de la agencia.
Para desbloquear el segundo pago, será necesario que haya “reformas comprometidas” para “hacer que el dinero se gaste mejor”, aseguró Nauert.
Privar a la UNRWA de esta cantidad “tendrá consecuencias devastadoras para los refugiados palestinos vulnerables en Medio Oriente”, advirtió por su parte el secretario general del Consejo Noruego para Refugiados, Jan Egeland.
“Complicidad”
La decisión tiene lugar en un contexto de confrontación entre la administración de Trump y la ONU, acusada por Washington de gastar demasiado y mal.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, afirmó que no fue informado de la decisión de Washington, pero se dijo “muy preocupado”por los reportes en ese sentido.
“Espero que al final le sea posible a Estados Unidos mantener el financiamiento”, agregó, destacando que la UNRWA “no es una institución palestina sino una institución de la ONU”.
El anuncio estadounidense también llega en un momento en que los palestinos se sienten abandonados por Estados Unidos.
Después de decidir, en diciembre, reconocer a Jerusalén como capital de Israel, causando la desaprobación de la comunidad internacional, Trump había amenazado a principios de enero con cortar la ayuda financiera a los palestinos si se negaban a discutir con Washington una solución pacífica al conflicto.
Pero, aturdidos por la posición sin precedentes sobre Jerusalén, los palestinos aseguran que ya no quieren a Estados Unidos como mediador e incluso amenazaron con suspender su reconocimiento del Estado de Israel, una medida que afectaría uno de los principios fundamentales del esfuerzo de paz, ya en un punto débil, con los israelíes.
En una primera reacción, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) acusó a los estadounidenses de “obedecer las instrucciones” del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, apuntando “a los palestinos más vulnerables y privando a los refugiados de su derecho a la educación, salud, refugio y una vida digna”.
“Una vez más, el gobierno de Estados Unidos demuestra su complicidad con la ocupación israelí”, lamentó.
El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, aplaudió la decisión estadounidense, estimando que la UNRWA “hace un mal uso de la ayuda humanitaria de la comunidad internacional para apoyar la propaganda anti-israelí” y “animar el odio “. “Es hora de poner fin a esta tontería”, precisó.
AFP