La última reunión que convocó el presidente estadounidense Barack Obama entre demócratas y republicanos para continuar las conversaciones sobre el techo de la deuda han dado paso a una nueva situación de estancamiento ante las dificultades halladas entre ambos grupos para alcanzar un consenso en el equilibrio sobre impuestos y recortes sociales.
Las negociaciones para reducir el déficit para evitar entrar una fase crítica empiezan a contar los días que les quedan hasta la fecha límite del 2 de agosto, a falta de un acuerdo no sólo de las medidas a tomar sino también sobre su alcance.
Mientras los demócratas impulsaron un paquete de $4 billones de dólares que bajaría el déficit a través de recortes de gasto y alzas impositivas, los republicanos apoyan un ingreso de $2 billones de dólares y enfatizaron su oposición a elevar los impuestos.
Las discusiones continúan hoy tras la rueda de prensa que Obama ofrecerá a las 11.00 (hora de Washington DC) y se repetirán cada día de esta semana hasta superar el estancamiento, según dijo un funcionario demócrata citado por la agencia Reuters.
Los republicanos se oponen a elevar el techo de endeudamiento que actualmente llega a $14,3 billones de dólares si no se dan profundos recortes de gastos.
Acuerdo necesario
Obama instó a los legisladores de ambos partidos, demócratas y republicanos, a hacer algunos sacrificios políticos en aras de reducir el déficit presupuestario y encarar los retos fiscales del país.
En su mensaje semanal de los sábados, Obama abogó por una estrategia “balanceada” que combine límites en programas domésticos y de defensa, en el Medicare (seguro de salud público para los mayores de 65 años), y que elimine algunos de los alivios tributarios de que gozan los estadounidenses ricos.
Cuando el presidente se prepara para reunirse con líderes del Congreso en busca de solución a la crisis del presupuesto y lograr que los legisladores aprueben un nuevo límite para la deuda nacional, las posturas entre ambos partidos siguen siendo divergentes en cuanto a los impuestos que deben pagar los estadounidenses y los recortes a los beneficios públicos.
“La buena noticia es que estamos de acuerdo en algunas de las cosas grandes”, dijo Obama, quien precisó que luego de una década en la que se acumularon los déficits y la deuda, ambos partidos están de acuerdo en que van a tener que alejarse de sus posiciones más cómodas y “hacer sacrificios políticos”.
El presidente defendió hasta ahora un ambicioso plan para reducir los déficits en $4 billones de dólares en el curso de una década, aunque funcionarios de la Casa Blanca han dejado entrever últimamente que parecería más factible conseguir un acuerdo equivalente a $2 billones de dólares.
Obama también reiteró que “en medio de una recuperación económica que aún es frágil y que no produce todos los trabajos que necesitamos, no podemos darnos el lujo de participar en los mismos juegos partidistas políticos típicos de Washington”.
De acuerdo con el presidente, una vez que se ponga en orden la situación fiscal del país, el Congreso estará en una mejor posición para dedicarse a adoptar medidas con vista a la creación de empleos.
Obama reiteró algunas de sus propuestas como poner a la gente a trabajar "en reconstruir la infraestructura estadounidense"; reformar el sistema de patentar "para que nuestros innovadores y empresarios tengan mayor incentivo para generar nuevos productos", y además hacer que "la educación universitaria sea menos costosa para las familias”.