La administración Biden parece dispuesta a incluir discusiones sobre las repercusiones económicas globales de la invasión rusa y la reconstrucción de Ucrania en la agenda de la cumbre del G-20 en noviembre, una idea que probablemente creará más fisuras en el foro económico.
“No es raro que los eventos que impactan a la comunidad global como el de Ucrania (…) jueguen un papel central en los foros internacionales”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a la Voz de América el miércoles.
Agregó que “su recuperación económica y reconstrucción van a ser algo en lo que la comunidad global va a estar involucrada y tiene que abordar”.
En marzo, el presidente Joe Biden dijo que quería sacar a Rusia del Grupo de las 20 mayores economías o invitar a Ucrania como observador en la próxima cumbre en Bali, Indonesia.
“La inclusión de Ucrania no implica que se trata solo de la batalla en el terreno. Tendremos que reconstruir Ucrania”, dijo Psaki y recordó que Ucrania ha solicitado afiliarse a la Unión Europea, que forma parte del G-20.
En cuanto a la críticas de que excluir a Moscú trastornaría la agenda de la cumbre y crearía divisiones en el grupo, Psaki dijo que el presidente ruso ha demostrado ser un “un paria en el mundo” que “no tiene lugar en foros internacionales”.
Después de la anexión de Crimea en 2014, Moscú fue expulsada del Grupo de los Ocho, ahora reducido al Grupo de los Siete (G-7). Sin embargo, el G-20 es una organización más amplia con mucho más intereses en juego.
Boicot al G-20
Biden no ha dicho que boicoteará la cumbre del G-20 si Putin asiste, pero sí que el foro no será algo regular. Los primeros ministros de Canadá, Justin Trudeau, y Australia, Scott Morrison, también han planteado preocupaciones sobre la participación de Putin.
La situación es difícil para el presidente indonesio Joko Widodo, que debe prepararse para recibir a los líderes de las primeras 20 economías en un momento en que el mundo está técnicamente atravesando una pandemia y tratar de llegar a un consenso sobre los principales problemas económicos globales, mientras navega entre las nuevas rivalidades geopolíticas desatadas por Putin.
Las potencias intermedias, como la India, Brasil, Sudáfrica, México, Arabia Saudita y otros, tienen su propia agenda centrada en la recuperación de la pandemia y que no se alinea con los esfuerzos de Occidente de aislar a Putin y ayudar al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.
“Todo eso habrá que negociarlo”, dijo a la VOA William Pomeranz, director interino del Wilson Center Kennan Institute. “La mayoría de los miembros no se sienten obligados a reconstruir Ucrania”.
Gregory Poling, del Centro Internacional para Estudios Estratégicos, explicó al Servicio Indonesio de la VOA que aunque es comprensible que los países no occidentales del G-20 están renuentes a condenar a Rusia en la agenda, no existe la posibilidad de que Biden y otros líderes de Occidente se sienten en la misma mesa con Putin.
En un final para Yakarta, todo podría reducirse a estar dispuesta a cambiar la presencia de Putin por la ausencia de varios líderes occidentales, dijo Poling. Y aunque los diplomáticos indonesios hubieran preferido negociaciones tranquilas en lugar de anuncios públicos de líderes occidentales, la tensión iba a surgir en algún momento.
“Indonesia nunca dejaría de invitar a Vladimir Putin sin grandes presiones, y esas presiones tendrían que ser públicas tarde o temprano”, añadió.
Ucrania como observador
Incluir a Ucrania como observador, como sugirió Biden, complicaría las cosas, porque el principal interés de Kiev es asegurar asistencia contra la agresión rusa y eso no tiene nada que ver con las metas del G-20, dijo a la VOA Dinna Prapto Raharja, fundadora del centro de estudios en Yakarta Synergy Policies.
Indonesia preferiría preparar un mecanismo de contingencia para permitir puntos de vista sobre Ucrania sin trastornar el foco de la cumbre.
Mientras tanto, en la percepción del público indonesio sobre la invasión de Rusia a Ucrania priman las actitudes antioccidentales y el escepticismo a la política exterior de Estados Unidos. También hay influencia de la propaganda a favor de Putin en las redes sociales.
Esto sugiere que Widodo podría pagar un precio político si se percibe que su gobierno cede a las demandas de Occidente de no aceptar a Putin en la cumbre.
Hasta ahora, Yakarta no ha revocado la invitación a Putin ni aceptado incluir a Ucrania en la agenda del G-20.
Anteriormente este mes, un portavoz dijo que el Gobierno está considerando diferentes puntos de vista de los miembros y continuará enfocado en los tres pilares de su presidencia en el G-20: arquitectura de salud global, transición a energía sostenible y transformación digital.
[Informe de Patsy Widakuswara, VOA]
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.