En Estados Unidos, las agencias gubernamentales ya se refieren como Golfo de América al área conocida internacionalmente como Golfo de México, luego de que el presidente Donald Trump firmó un decreto que ordenaba que se use el nuevo nombre. Sin embargo, este cambio no necesariamente aplicaría al ámbito internacional, según los expertos.
En la orden ejecutiva, Trump especifica que el cambio es “al área de la Plataforma Continental de EEUU limitada al noreste, norte y noroeste por los estados de Texas, Luisiana, Mississippi, Alabama y Florida y que se extiende hasta el límite marítimo con México y Cuba”.
El presidente ordenó al Departamento del Interior actualizar todas las comunicaciones federales y mapas oficiales con estos cambios. Esto se hace a través de la Junta de Nombres Geográficos de EEUU (BGN, por sus siglas en inglés), que se encarga de mantener el uso uniforme de los nombres geográficos en todas las agencias.
Sin embargo, esta junta únicamente tiene jurisdicción al interior de EEUU y no a nivel internacional.
En el anuncio sobre el cambio de nombre el pasado viernes, el Departamento del Interior dijo que el “Golfo de América, antes conocido como Golfo de México, es uno de los recursos más importantes de la historia y la economía de Estados Unidos… el Golfo ha sido una arteria fundamental para el comercio, la producción de energía y las industrias marítimas de Estados Unidos”.
Esta cuenca oceánica ha sido conocida internacionalmente con el nombre de Golfo de México desde el periodo colonial español. Durante el siglo XVI, los cartógrafos y exploradores lo comenzaron a llamar con ese nombre en sus mapas de la región.
¿Qué dice la ley internacional?
A nivel internacional, no existe una junta a cargo de los nombres de los lugares. Sin embargo, los foros globales han determinado que cambiar el nombre de un cuerpo geográfico requiere el consenso de las naciones afectadas.
Es decir, para ser reconocido internacionalmente, Estados Unidos tendría que presentar una propuesta formal explicando la razón del cambio y lograr que México y Cuba, quienes también tocan el golfo, estén de acuerdo.
Una de las resoluciones sobre la estandarización de los nombres geográficos, emitida por el Grupo de Expertos de Naciones Unidas en Nombres Geográficos (UNGEGN), establece que “cuando los países que comparten una determinada característica geográfica no logren ponerse de acuerdo sobre un nombre común... se aceptará el nombre utilizado por cada uno de los países interesados”.
Expertos del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) de EEUU, estiman que entonces “según el contexto, uno o ambos de los nombres Golfo de América y Golfo de México pueden aparecer en mapas o publicaciones internacionales”.
“Las decisiones administrativas de la BGN y otras acciones ejecutivas relativas al cambio de nombres geográficos no se aplican en un contexto internacional”, agregaron Anna E. Normand y Mark DeSantis, ambos especialistas en políticas de recursos naturales.
El nombre de "Golfo de México", además, es reconocido de esta manera en tratados internacionales que, entre otras cosas, establecen los límites marítimos del cuerpo de agua. Otros grupos como la Organización Hidrográfica Internacional (OHI, por sus siglas en inglés), que trabaja para unificar los nombres geográficos, ha reiterado que aún no existe “ ningún acuerdo o protocolo internacional formal que regule la denominación de las zonas marítimas”.
Un cambio de nombre como este implicaría, además, actualizar mapas, documentos legales, tratados y materiales educativos.
La empresa de tecnología Google dijo el lunes que seguirá las indicaciones del gobierno de Estados Unidos si tiene que cambiar los nombres del Golfo de México en sus mapas a Golfo de América, una vez el nombre sea modificado en listados oficiales.
Sobre las diferentes denominaciones, según Google: "cuando los nombres oficiales varían entre países, los usuarios de Maps ven el nombre oficial local. En el resto del mundo, todos ven ambos nombres. Esto también se aplica en este caso".
México y Cuba en desacuerdo con el cambio
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su rechazo a la decisión del gobierno estadounidense de cambiar el nombre del golfo. El miércoles, la mandataria informó en conferencia de prensa que enviarían una carta a Google cuestionando el cambio del nombre en sus mapas.
“Es muy importante que se ponga todo en su justo contexto en torno a las publicaciones. Para poder cambiar un nombre de un mar internacional, no es un país quien lo cambia”, dijo Sheinbaum.
A principios de este mes, Sheinbaum sugirió en tono de broma que América del Norte, incluido Estados Unidos, se rebautizara como "América mexicana", un nombre histórico utilizado en un mapa antiguo de la región.
En Cuba, por otro lado, se hizo referencia a las acciones ejecutivas de Trump como “distorsiones históricas y hasta amenazas de apoderarse de un territorio como Groenlandia, o del Canal de Panamá, y hasta de cambiar el nombre al Golfo de México y ponerle Golfo de América”.
Así lo describió un artículo publicado en Granma, el diario más importante del país y órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba, visto dentro y fuera de la isla como portavoz no oficial del oficialismo.
Este caso se asemeja a varios otros, incluso en la frontera terrestre entre EEUU y México. En el territorio estadounidense le llaman al río que corre a través de la división entre los países el “Río Grande", mientras los mexicanos lo conocen como el “Río Bravo”.
Al otro lado del mundo se replica entre Irán y Arabia Saudita sobre el cuerpo de agua que los separa. Irán lo llama el “Golfo Pérsico”, mientras Arabia Saudita lo llama el “Golfo Arábico”. También ocurre con Japón y Corea del Sur, el primero llama a la extensión de agua el “Mar de Japón”, mientras Corea del Sur utiliza “Mar del Este”.
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