La agencia espacial de EE.UU. (NASA) planea poner fin a fines de este año a las tres décadas que ha durado su programa de transbordadores espaciales, lo que significa que por primera vez desde que el país envió un hombre a un vuelo extraterrestre no dispondrá de un medio propio para seguir haciéndolo.
Algunos experimentados astronautas no ocultan su preocupación, entre ellos Jim Lowell, uno de los primeros en orbitar la Luna durante la misión del Apollo 8 en 1968 y quien sirvió de inspiración a otros como Pamela Melroy, que comandó la misión del Discovery en 2007.
A Lowell le inquieta que, sin ningún tipo de transbordador espacial, las nuevas generaciones no puedan beneficiarse de la inspiración y el entusiasmo generados por un fuerte programa espacial.
“He sido un crítico de lo que está sucediendo con el programa espacial porque éste ha sido una parte importante en mi vida por lo que me gustaría que continuara, pero me temo que se va a estancar”, dijo.
El final del programa de transbordadores empezó en 2003, cuando el Columbia se desintegró mientras retornaba a la Tierra y los siete astronautas que iban a bordo murieron.
Según Melroy, “la tragedia del Columbia fue de tal magnitud que me parece que hay mucha gente que creyó que en última instancia el transbordador era demasiado defectuoso para seguir volando”.
Otra de las razones para el fin del programa de transbordadores fue el creciente costo de las misiones, que según la NASA es de unos $450 millones de dólares.
De acuerdo con la visión expresada el año pasado por el presidente Barack Obama sobre los viajes espaciales tripulados, EE.UU. debe desarrollar nuevas tecnologías que permitan llevar el hombre algún día a Marte, pero no de vuelta a la Luna.
Melroy cree que ese punto de vista debe reconsiderarse. “Es realmente difícil hacer un viaje de seis meses sin al menos un poco de práctica, de manera que la Luna es de cierta forma una obvia elección”, dijo.
La visión futura que tiene Obama sobre los viajes espaciales alienta a las compañías privadas a desarrollar vehículos de nueva generación para poner a seres humanos en órbita. Aunque por lo pronto los astronautas estadounidenses tendrán que depender de la cápsula espacial rusa Soyuz para viajar a la Estación Espacial Internacional.
Se calcula que el costo utilizando las compañías privadas sería de $60 millones de dólares por viaje. Por lo pronto la NASA dio $75 millones de dólares a la firma Space Exploration Technologies, conocida como SpaceX, para que desarrolle un sucesor del transbordador.
De acuerdo con SpaceX el vehículo que ya probó exitosamente en diciembre pasado puede poner en órbita a los astronautas a un costo de sólo $20 millones de dólares por viaje. La cápsula Dragon, que es como se llama, puede llevar a bordo igual que los transbordadores a siete tripulantes.
La firma planea llevar a cabo su primera misión tripulada en 2014, tres años después de que el último de los transbordadores orbite la Tierra.