Los estadounidenses compartieron la semana que termina tres buenas noticias, entre ellas la de que el índice de confianza del consumidor y el estado de sus finanzas personales se ha elevado en octubre a su mayor nivel de los últimos tres meses, una señal alentadora para los optimistas, y para los pesimistas, un atisbo de que tal vez no deban estar tan seguros de que todo seguirá yendo muy mal.
Según datos compilados por la Universidad de Michigan, el índice de confianza del consumidor avanzó este mes hasta 60,9 puntos cuando en septiembre había llegado a 59.4, aunque el aumento numérico no sea tan significativo como el hecho de que los entendidos y expertos habían augurado que apenas alcanzaría los 57,5 puntos.
El aliento que estas cifras infunde en los optimistas está dado por el hecho de que el índice creció a pesar de que la confianza de los consumidores siempre ha dependido de la seguridad que es capaz de infundirles el gobierno de que sus políticas económicas son las acertadas. Y la verdad es que todos los sondeos de opinión muestran que la confianza en el Presidente, los congresistas y la Reserva Federal están en este momento por el piso.
El segundo dato positivo es que, según el Departamento de Comercio, los consumidores gastaron 0,6 por ciento más, con lo que inyectaron un tanto de vigor al todavía convaleciente crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. En adición, los ingresos recobraron su tendencia alcista con una subida débil, pero un aumento al fin y al cabo, de 0,1 por ciento.
En términos absolutos eso se tradujo en que los ingresos de los estadounidenses volvieron a crecer de forma contante y sonante cuando el mes anterior lo que habían hecho es retroceder, en la primera caída que habían experimentado desde fines de 2009.
Tales resultados, unidos a que además se reportaron mayores inversiones de las empresas, han contribuido a pintar un panorama más optimista que el que se tenía hace sólo dos meses de la economía, cuando parecía inevitable una nueva recesión.
Las estadísticas del Departamento de Comercio indican que el PIB registró un crecimiento de 2,5 por ciento en el tercer trimestre del año, si se viene a ver una recuperación moderada, pero significativa luego de que el crecimiento estuvo casi estancado durante la primera mitad de 2011 (0,9 por ciento en el primer trimestre, y 1,3 por ciento en el segundo).
Ese crecimiento estuvo presidido en mayor medida por un aumento en el gasto de los consumidores estadounidenses principalmente por la adquisición de automóviles, muebles y ropa, lo que constituye un reconfortante indicador, puesto que la economía del país depende en más del 60 por ciento del consumo.
De acuerdo con expertos, la tendencia en EE.UU. ha sido que cuando persisten tasas de desempleo de más de 7 por ciento, la recuperación económica suele demorar entre 2 y 6 años, hasta lograr reducir el desempleo a 4 por ciento. Por lo pronto, a lo que se aspira es a que la economía pueda al menos crecer moderadamente como en el último trimestre, y evitar una recaída que dispare todavía más la tasa de desempleo, que se mantiene en 9,1 por ciento.