La degradación del estatus de la deuda estadounidense por la agencia calificadora Standard & Poor's de AAA a AA+ podría acarrear no sólo consecuencias económicas para el país sino también políticas.
Al margen de que demócratas y republicanos se culpen unos a otros de haber sido los causantes de la pérdida de confianza crediticia en el país, los oponentes políticos del presidente Barack Obama tratarían de aprovechar el revés de cara a las elecciones del año próximo.
El ex gobernador de Massachussets Mitt Romney, quien figura a la cabeza de los aspirantes republicanos a la nominación presidencial en el 2012, ya difundió una declaración en la que dijo que “la credibilidad de EE.UU. se ha convertido en la última víctima del fallido récord de liderazgo económico del presidente Obama”.
La controversia se da en momentos en que según las encuestas los estadounidenses se sienten más pesimistas con respecto a la situación del país, y el 60 por ciento de la población cree que la economía está empeorando y lo hará todavía más, según un sondeo hecho por la firma ORC para la cadena de televisión CNN.
De acuerdo con la encuestadora, esa cifra representa 24 puntos porcentuales por encima de los que tenían la misma opinión hace cuatro meses.
Paralelamente, la agencia Standard & Poor's empezó a reducir el lunes la calificación de las firmas gubernamentales de préstamos hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, que poseen o garantizan casi la mitad de todas las hipotecas en el país, así como la deuda a largo plazo de 32 bancos y uniones de crédito con apoyo del gobierno federal.
Un nuevo análisis difundido por la agencia indica que EE.UU. figura ahora en una posición más desventajosa que otros países en dos de cinco áreas consideradas claves, el riesgo político y fiscal, incluida la carga de la deuda.
Según David Beers, del departamento de evaluaciones mundiales de Standard & Poor's, la prolongada puja política entre demócratas y republicanos en Washington para elevar el techo de la deuda estadounidense y recortar el gasto federal pusieron en evidencia que en el país existe “un ambiente político sumamente incierto”.