Menos de una semana después del primer aniversario del asalto al Capitolio del 6 de enero del año pasado, el gobierno de Estados Unidos anunció la creación de una nueva unidad antiterrorista enfocada en las amenazas internas.
“La amenaza que representa el terrorismo doméstico va en aumento”, dijo el martes el procurador general adjunto de EE. UU., Matthew Olsen, durante su testimonio ante el Comité Judicial del Senado.
Según el alto funcionario, las autoridades estadounidenses han detectado un aumento en el número de amenazas recientes, ligadas al racismo y a posturas antigubernamentales.
El FBI, afirmó Olsen, ha duplicado la cantidad de investigaciones al respecto desde marzo de 2020 a la fecha.
Sin embargo, la política antiterrorista del presidente Joe Biden recibió críticas en la misma audiencia, pues -según señaló Chuck Grassley, el republicano de mayor rango en el Comité Judicial del Senado- el mandatario ha obviado las manifestaciones antipoliciales de meses atrás y se ha centrado en los sucesos del Capitolio.
“Casi no se mencionó en absoluto el terrorismo de izquierda”, dijo Grassley en su declaración de apertura, citando además el testimonio del director del FBI, Christopher Wray, sobre “las debilidades en el programa de terrorismo interno de izquierda que habían impedido que el FBI obtuviera la visibilidad que necesitaba en los disturbios desde ese momento hasta ahora”.
* Con información de Jeff Seldin, desde Washington DC.
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