El presidente Barack Obama regresa de sus vacaciones de fin de año esta semana a la Casa Blanca con un Congreso diferente, donde los demócratas ya no tendrán mayoría en la Cámara de Representantes.
Como resultado de las pasadas elecciones de noviembre, los republicanos disponen en la nueva legislatura a partir del 5 de enero de una mayoría en la cámara baja que según han dicho piensan aprovechar para bloquear las prioridades del presidente.
Entre esas prioridades ha estado la reforma de salud, una ley ya aprobada el año pasado y que los republicanos quieren anular y empezar a hacerlo tan pronto como este mismo mes, antes del tradicional discurso sobre el Estado de la Unión que el presidente pronuncia a fines de enero.
La ley, que exigirá a todos los estadounidenses que adquieran un seguro de salud, es según sus críticos una intromisión del estado en la vida privada de los ciudadanos y una violación de las normas que rigen el libre mercado.
Tras los comicios de noviembre, la historia es diferente en el Senado, donde los demócratas, aunque reducida, siguen ostentando una mayoría de escaños.
Aun así, si aspira a ser reelegido en las elecciones del 2012, el presidente estará obligado a maniobrar ahora con mucha más cautela política en un Congreso donde ya no goza como antes de una cómoda mayoría bicameral.
El líder de la minoría republicana en el Senado, el legislador Mitch McConnell, ha dicho que su propósito principal será evitar que Obama pueda reelegirse.
De hecho, los republicanos tratarán de hacer cualquier cosa por impedírselo, y por lo pronto enfocarán sus cañones en tratar de desmantelar la reforma de salud.
“Si conseguimos aprobar esta medida habrá muchísima presión para que el Senado haga lo mismo”, dijo el congresista republicano Fred Upton. “Luego atacaremos la legislación punto por punto”, añadió.
Pero también darán guerra en cuanto a reducir la deuda pública, el gasto presupuestario, y minimizar la expansión del gobierno. “
El congresista republicano Darrell Issa ha criticado al gobierno de Obama utilizando los términos de “burocracia” y “derroche fiscal”.
Otro republicano, el próximo presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Lamar Smith, es uno de los detractores de la reforma migratoria defendida por Obama y además se opone al cierre de la cárcel de la base de Guantánamo por considerarla idónea para la detención de terroristas.
Consciente de que en los próximos meses habrá “batallas difíciles” en el Congreso, en su último mensaje semanal el presidente Obama resaltó la necesidad de que demócratas y republicanos colaboren codo con codo en la próxima legislatura para resolver los problemas económicos que ha dejado la peor recesión en varias generaciones.