El gobierno de Estados Unidos sigue sin saber quién causó y por qué los misteriosos ataques que afectaron a 26 trabajadores de la embajada estadounidense en Cuba.
“La investigación sobre los ataques a la salud continúan; aún hay mucho que no sabemos”, dijo el subsecretario adjunto de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental en una audiencia ante la Cámara de Representantes, Kenneth Merten,
A finales del año pasado, el gobierno de Estados Unidos dijo que los incidentes en Cuba comenzaron en 2016. El Departamento de Estado (DoS por sus siglas en inglés) los llamó "ataques específicos" y Cuba ha negado rotundamente su participación o conocimiento de los mismos.
Los trabajadores de la embajada afectados tuvieron síntomas como mareo, dolor de cabeza, problemas visuales y cognitivos, entre otros, los cuales son muy parecidos a los de una “lesión o conmoción cerebral” pero sin que hubiera sucedido ningún trauma craneal, explicó el director médico de la Oficina de Servicios Médicos del DoS en la audiencia.
Aunque la oficina no conoce aún la causa de aquellos síntomas, sí baraja algunas hipótesis que no pueden ser discutidas en público todavía, agregó el director Charles Rosenfarb. Los 26 funcionarios afectados y sus familias se trasladaron a Estados Unidos, donde están recibiendo apoyo médico, en especial de la Universidad de Pensilvania.
No obstante, la respuesta completa del Departamento de Estado a la situación de los diplomáticos se retrasó por más de ocho meses debido a una demora en la comunicación interna, según expuso informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) que fue hecho público el viernes.
Brian Mazanec, director de la oficina de Asuntos Internacionales y Comercio de la GAO, explicó que aunque varias agencias del DoS sí respondieron cuando se enteraron de los incidentes, la oficina responsable de llevar a cabo el proceso por el que se mejora la seguridad de los diplomáticos estadounidenses, no estaba al tanto de lo que estaba sucediendo en Cuba.
Los funcionarios de la Oficina de Política de Administración, Redimensionamiento e Innovación (M/PRI) se entraron de los sucesos porque un exempleado vio la noticia de los ‘ataques sónicos’ en Cuba y llamó a la oficina para notificarles.
Por ley, el Departamento de Estado debe convocar una Junta de Revisión de Responsabilidad cuando una misión de EE.UU. en el extranjero resulta gravemente herida. La M/PRI es la agencia dentro del departamento encargada de convocar esta junta.
Sin embargo, según explicó Mazanec en la audiencia, la GAO encontró que no existe ningún tipo de política dentro del DoS que se asegure que la M/PRI esté al tanto de los incidentes que se reporten que cumplan con los requisitos para llamar a una Junta de Revisión de Responsabilidad.
Esta ausencia de una política clara de comunicación interna pone al DoS en riesgo de no cumplir con los plazos legales para convocar dicha junta y de ser menos capaz de “mejorar sus programas y prácticas de seguridad en otras misiones diplomáticas”.
Otro de los obstáculos con los que se encontró el DoS al abordar los ataques a los diplomáticos en Cuba fue la dificultad para proveerles cuidado médico.
Según Mazanec, algunos de los trabajadores de la embajada habían vuelto ya a EE.UU. antes de que el DoS comenzara a dar ayuda médica a los afectados.
No obstante, la oficina de servicios médicos del DoS no tenía el poder de solicitar un traslado de los funcionarios dentro del territorio doméstico para llevarlos a los que ya estaban en el país la Pensilvania, donde sus compañeros estaban siendo tratados. Recién la semana pasada el DoS autorizó a la oficina para realizar el traslado.
El ataque a los diplomáticos dejó a la embajada de EE.UU. en Cuba corta de trabajadores. Según dijo el representante Eliot Engel, los incidentes redujeron el personal de 50 a 18 diplomáticos “lo que nos hace menos capaces de procesar a los refugiados cubanos, tratar asuntos de derechos humanos y asistir a los viajeros estadounidenses”.
La presencia de Estados Unidos en la isla busca promover “un futuro estable, próspero y libre para los cubanos”, dijo Merten.
“Buscamos promover los derechos humanos y la democracia en Cuba y no voy a pretender que la reducción de nuestro personal ha hecho esa tarea más sencilla porque no es así”, sentenció Engel.