Apenas concluido el feriado del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, se pone en marcha la temporada de ventas de las fiestas tradicional con una venta especial: la del Black Friday, el Viernes Negro.
Las grandes ventas con sustantivos descuentos, reciben su nombre de Viernes Negro porque representa el momento donde las tiendas transforman sus números de balance de rojo a negro, de déficit a superávit, de pérdidas a ganancias.
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Pero este Viernes Negro de 2010, que es el 26 de noviembre, representa el inicio de la temporada de compras para las fiestas.
Se calcula que unos 138 millones de compradores podrían inundar las tiendas en búsqueda de las grandes ofertas.
Los negocios de venta al por menor llegan a facturar muchas veces hasta un tercio anual de sus ventas en el período que comienza con el Viernes Negro y se extiende hasta Navidad.
Más compradores
Según un sondeo realizado por la Federación Nacional Minorista (NRF por sus siglas en inglés), durante los tres días tras el festejo de Acción de Gracias que son clave para el comercio, cerca de 60 millones de estadounidenses planean ir de compras, mientras que otros 78 millones podrían unirse.
La cantidad total de posibles compradores es superior en 4 millones a las proyectadas durante el año pasado, cuando la NRF preveía que 134 millones de estadounidenses saldrían de compras en ese fin de semana.
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Las cifras esperadas para el fin de semana de Viernes Negro muestran un incremento del 2,3% en las ventas de noviembre y diciembre, frente al incremento del 0,4 por ciento registrado en esos meses del 2009.
Pero, con la economía estadounidense debilitada y casi uno de cada 10 trabajadores desempleado, los expertos en ventas pronostican que los consumidores sólo incrementarán levemente sus gastos este año, provocando ventas menores a las reportadas en años anteriores.
