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Rebrotes en EE.UU. podrían afectar la recuperación económica


Varias personas participan en una caravana el miércoles frente a la oficina del senador John Kennedy en el edificio federal Hale Boggs, en Nueva Orleáns, Luisiana, para solicitar la prórroga de la ayuda de 600 dólares semanales a desempleados.
Varias personas participan en una caravana el miércoles frente a la oficina del senador John Kennedy en el edificio federal Hale Boggs, en Nueva Orleáns, Luisiana, para solicitar la prórroga de la ayuda de 600 dólares semanales a desempleados.

El Congreso está negociando otro plan de asistencia que podría ampliar la ayuda extra por desempleo, aunque la cantidad probablemente sea menor a los 600 dólares adicionales que perciben en estos momentos los ciudadanos que han perdido su puesto de trabajo.

Los rebrotes de coronavirus en Estados Unidos podrían afectar la recuperación económica: el número de norteamericanos que solicitaron ayuda por desempleo aumentó por primera vez en casi cuatro meses y está por expirar una asistencia federal por desempleo de 600 dólares semanales.

Con las infecciones en todo el país arriba de los 4 millones y la asistencia llegando a su fin, casi 30 millones de desempleados podrían tener dificultades para pagar la renta, la electricidad y otros servicios. A los economistas les preocupa que caiga el gasto general de los consumidores, lo que asestaría otro golpe a la economía.

El repunte de trabajadores despedidos, anunciado el jueves, exacerba los temores de que el resurgimiento del coronavirus esté paralizando o incluso revirtiendo la recuperación de la economía.

Y una ayuda adicional por desempleo de 600 dólares semanales, proporcionada por el gobierno federal en forma adicional a la asistencia brindada por los estados, expirará el 31 de julio, aunque esta es la última semana que los beneficiarios la recibirán.

Es la última fuente importante de ayuda económica derivada del plan de asistencia por 2 billones de dólares que el Congreso aprobó en marzo. Un programa de créditos para las pequeñas empresas y un pago único de 1.200 dólares se han llevado a cabo en gran medida sin interferencias.

“Voy a irme a la quiebra”, dijo Melissa Bennet, a quien despidieron de un complejo vacacional de tiempos compartidos en Myrtle Beach, Carolina del Sur. “Me quedaré totalmente sin dinero. Quiero trabajar, quiero seguro médico, un plan de retiro calificado. Quiero una vida; no tengo vida en este momento”.

Sin la ayuda extra por desempleo, Bennett recibirá apenas 200 dólares a la semana y tendrá que decidir si primero paga su hipoteca o sus servicios.

Más de 1,4 millones de personas solicitaron prestaciones por desempleo la semana pasada, informó el jueves el Departamento de Trabajo, un incremento con respecto a las 1,3 millones de la semana previa. Ese es el primer incremento desde marzo y la 18ª semana consecutiva que rebasa el millón de personas. Antes de la pandemia, las solicitudes nunca superaban las 700.000. Un total adicional de 975.000 personas tramitaron la ayuda de acuerdo a un programa aparte que permitió a gente autoempleada y a trabajadores temporales hacerlo por primera vez.

Influida por estas noticias, Wall Street cerró en baja y el S&P 500 registró su mayor pérdida en casi cuatro semanas. La incertidumbre en los mercados contribuyó a que el oro alcanzara su cotización más alta en casi nueve años.

El debilitamiento del mercado laboral ha suscitado temores de que la economía vuelva a perder empleos en julio después de dos fuertes incrementos en las contrataciones en mayo y junio.

Los analistas afirman que la economía no puede mejorar hasta que las autoridades puedan controlar la propagación del virus, la cual está complicando la reapertura de negocios y escuelas.

El almirante Brett Giroir, subsecretario de Salud y miembro del equipo especial de respuesta contra el coronavirus del gobierno del presidente Donald Trump, incluso dejó entrever que podría ser necesario un nuevo cierre de actividades. Giroir destacó que el uso casi universal de mascarillas, fuertes restricciones al número de clientes en restaurantes y el cierre de bares fueron casi tan efectivos para controlar el virus como lo sería otro cierre de negocios no esenciales.

“Ahora, si no se hace eso y la gente no se ajusta a los objetivos, en particular el uso de mascarillas, podría no haber alternativa”, afirmó Giroir al canal MSNBC.

El Congreso está negociando otro plan de asistencia que podría ampliar la ayuda extra por desempleo, aunque la cantidad probablemente sea menor a 600 dólares. Con los 600 dólares extra, mas o menos dos tercios de los desempleados están recibiendo más dinero del que ganaban en sus antiguos trabajos, según una investigación. Los republicanos alegan que esa situación está desalentando a la gente a volver a trabajar.

Los senadores republicanos develaron un plan de 1 billón de dólares el jueves que reemplazaría los 600 dólares con una cantidad equivalente a 70% de los ingresos previos de los trabajadores despedidos. Ambos partidos han acordado otro cheque de estímulo por 1.200 dólares.

Los demócratas en la Cámara de Representantes aprobaron el mes pasado un plan de 3 billones de dólares que ampliaría la ayuda de 600 dólares hasta todo el mes de enero. Dado el tiempo limitado disponible, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin solicitó que la próxima semana sea sometido a consideración un proyecto de ley que aborde las prestaciones por desempleo y la ayuda a las escuelas. Los demócratas afirman que los planes republicanos son insuficientes.

Mientras tanto los brotes se agravan, en particular en el sur y el oeste. Autoridades de Florida informaron el jueves de 173 nuevas muertes por el virus, un nuevo récord diario en el estado, con lo que el total estatal se elevó a más de 5.500. Debido al aumento en las infecciones, Trump canceló los planes para celebrar una Convención Nacional Republicana en Florida.

Serie especial de la Voz de América

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