Especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense, EAAF, junto a un grupo de arqueólogos de Tucumán, encontraron en las excavaciones del regimiento militar esqueletos humanos calcinados, en diferentes posiciones, algunos atados de pies y manos, otros con presencia de proyectiles de armas de fuego.
Los restos humanos estaban rodeados de neumáticos de automóviles y rastros de combustión, lo que da la pauta que fueron quemados para ocultar pruebas y perjudicar la investigación judicial.
El juez federal Daniel Rafecas, a cargo de la investigación, confirmó que por lo menos hay 15 cuerpos, que fueron además, cubiertos de tierra por una retroexcavadora.
Mabel Montero, líder de Madres de Plaza de Mayo de Tucumán, dijo que el máximo responsable fue el General Antonio Domingo Bussi, que desde 1975 desarrollo el llamado "Operativo Independencia" y en ese regimiento funcionó un campo de concentración y exterminio copiado de los construidos por los Nazis durante el III Reich, con barracas para prisioneros, doble alambrada perimetral y torres de vigilancia.
"Me hubiese gustado una larga vida para él, para que pudiera afrontar todos los juicios, los castigos y cárcel común, perpetua y efectiva que nosotros siempre hemos pedido para los represores. Bussi fue el mayor de los genocidas, porque no tan solo se ensaño con Tucumán sino que con el norte argentino. Él es el máximo responsable del magnicidio en todas las provincias norteñas", dijo Montero.
El ex militar fue interventor castrense de Tucumán entre 1976 y 1978. Luego fue elegido democráticamente gobernador entre 1995 y 1999. Murió el pasado 24 de noviembre, pero en agosto de 2008 había sido condenado a cadena perpetua unto al ex General Luciano Benjamín Menéndez por violación de domicilio, secuestro agravado, tormentos agravados, homicidio calificado, asociación ilícita y genocidio, cargos que el tribunal considero de lesa humanidad.
Los sobrevivientes y camaradas de armas durante la dictadura, cuentan que el represor Bussi, solía disparar con su propia pistola en la nuca de los prisiones, para mostrarles a sus subordinados coraje y autoridad.