La condena a las elecciones en Honduras fue un tema predominante en la Cumbre de Presidentes del Mercosur, que por momentos dejó en segundo lugar a las discusiones comerciales y económicas del bloque.
Los presidentes de los países que integran el Mercosur – Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil – así como el presidente de Venezuela, desconocieron los resultados electorales en Honduras, donde salió como ganador Porfirio Lobo, del conservador Partido Nacional. Los líderes dijeron que los comicios fueron una manera de “maquillar” un golpe de Estado.
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, fue el primero en referirse a las elecciones en Honduras como un “mal precedente político en el hemisferio, peligrosísimo”.
“Resulta que ahora nos quieren presentar un golpe de Estado como una vía apta para organizar procesos electorales”, dijo.
Asimismo, aseguró que existía “un gran contraste” entre “las fiestas cívicas que se celebraron en Uruguay y Bolivia con el estado de coma de la democracia en Honduras”.
Otros mandatarios también compararon los recientes comicios en Bolivia y Uruguay con el de Honduras, y aprovecharon la ocasión para saludar a José “Pepe” Mujica, candidato electo de Uruguay que estaba presente en la cumbre, y al presidente reelecto Evo Morales.
Hugo Chávez, de Venezuela, celebró la victoria de la izquierda en América Latina y auguró que habrá gobiernos progresistas para rato.
“Nosotros los hombres y mujeres de izquierda tenemos propuestas alternativas y traemos con nuestros pueblos garantías de estabilidad”, dijo. “(...) Creo que no hay retorno en este continente, las fuerzas de izquierda deben seguir creciendo. Y la derecha que conserve el poder, que lo conserve y nos respete como nosotros respetamos las fuerzas de derecha”, agregó.
Posteriormente, el presidente Chávez volvió a tomar la palabra para criticar la intervención de la canciller mexicana, Patricia Espinosa, quien minutos antes había dicho que las elecciones en Honduras “son una condición necesaria pero no suficiente para la normalización de la vida democrática” en ese país.
Si bien Espinosa dijo que la posición de México era “promover el diálogo para que se alcance una solución pacífica” en Honduras, Chávez consideró que sus palabras no fueron lo suficientemente críticas y que, de alguna manera, validaban los resultados electorales.
“Cuidado cuando empiezan las exposiciones que hablan de buscar una salida 'honrosa' en Honduras. No podemos aceptar nada sino que (Manuel) Zelaya vuelva al gobierno”, dijo.
“Yo digo pobre de aquellos gobiernos que comiencen a darle vuelta a esto para maquillar la brutalidad más grande que le ha ocurrido a un país hermano”.
“Hago un llamado a la dignidad, a la verdad. Esa intervención de la canciller de México me deja muy preocupado, así lo asimilo y lo entiendo. Ojala esté entendiendo yo mal. Pero si hablan de elecciones, ¿cuáles elecciones por el amor de Dios?”, agregó.
Por su parte, Cristina Fernández, presidenta de Argentina, dijo que el golpe en Honduras fue “cívico y mediático”, una característica que signará a los golpes de Estado en un “mundo globalizado”.
La mandataria llamó a la restitución de Zelaya y al igual que su par paraguayo, dijo que las elecciones hondureñas son “un peligrosísimo precedente en nuestra región”.
Al cierre de la cumbre, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, leyó un comunicado oficial en el que los presidentes del Mercosur y de Venezuela reiteraron “su más enérgica condena al golpe de Estado en la República de Honduras” y “consideran inaceptables las graves violaciones de los derechos humanos y libertades fundamentales del pueblo hondureño”.
Ante la no restitución del presidente depuesto Manuel Zelaya, los líderes manifestaron su “total y pleno desconocimiento de los comicios electorales realizados el pasado 29 de noviembre por el gobierno de facto”.